La ausencia de cariño cercano durante los primeros meses o años de su vida ha ralentizado el desarrollo físico y psicológico de los niños que llegan a España tras ser adoptados en países que, invariablemente, tienen escasez económica y registran infecciones que ya no se dan en Occidente. Esa situación, unida a la malnutrición y escasos estímulos recibidos en los orfelinatos, explica que un 60% de los pequeños sufran problemas médicos a su llegada, afirma la pediatra Vicki Fumadó, responsable de la Unidad de Patologías Importadas del Hospital de Sant Joan de Deu.

"La mayor parte de esas alteraciones no se detectan en una inspección física rutinaria --añade Fumadó-- y hay que buscarlas haciendo análisis específicos de sangre y heces, que puedan detectar infecciones latentes o parásitos intestinales".

De no hacerlo, afirma, esos procesos infecciosos frenarán el crecimiento del niño."Los parásitos intestinales son el problema más frecuente --asegura la pediatra--. Los traen incluso los niños que vienen del Este de Europa, porque se trata de protozoos unicelulares que se transmiten a través del agua".

Esas pruebas médicas, al igual que una revisión exhaustiva que incluya la capacidad de comprensión y habla, o el estado de la dentadura, la visión y la audición, no se aplican de forma sistemática en los servicios pediátricos públicos. De hecho, la unidad que coordina la doctora Fumadó, que fue creada pensando en que sus principales usuarios serían los hijos de inmigrantes, se ha convertido en el punto de referencia de los padres en proceso de adopción. Han atendido a más de 900 en tres años.

"Estos niños son un reto para la pediatría y sería muy conveniente que los especialistas se formaran en enfermedades o retrasos causados por la malnutrición, el agua mal potabilizada o la privación emocional --explica Fumadó--. Son problemas comunes a casi todos estos chicos y el pediatra debe estar preparado".

Más de un 50% de los niños adoptados llega con infecciones raras a su edad o erradicadas en España. Hepatitis B o C, sífilis, tuberculosis y anticuerpos del virus del sida son algunas de ellas.