La Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación para aclarar el extraño suceso que se produjo el viernes pasado en aguas del cabo de Creus (Alt Empordà). Un yate de bandera belga con dos tripulantes a bordo, que debía llegar aquella tarde a L´Estartit (Baix Empordà) procedente de Francia, desapareció sin dejar rastro después de una última comunicación cuando se encontraba a unas 80 millas (148 kilómetros) del puerto catalán. Sin embargo, fuentes del cuerpo explicaron ayer que los datos recabados en las últimas horas refuerzan la hipótesis de que se trató de un accidente.

Tras dos días de búsqueda por mar y aire, los equipos de rescate localizaron el lunes la embarcación vacía 40 millas (74 kilómetros) al norte de Menorca, mientras que el cadáver del francés propietario del yate fue encontrado poco después a 11 millas (20 kilómetros) de Roses. Su acompañante, un mecánico de la empresa Princess que verificaba el funcionamiento de la embarcación, que hacía su primera travesía, aún no ha sido hallado.

La larga distancia que hay entre el lugar en el que se descubrió el cuerpo y la zona en la que apareció el barco, junto al hecho de que este tuviera rotos un cristal de la cabina y la antena, hicieron sospechar en un principio que podía tratarse de un robo perpetrado por alguien conocedor del viaje, que tendió una trampa en alta mar a los tripulantes de la embarcación.

Sin descartar esa posibilidad de manera tajante, un portavoz de la Guardia Civil señaló que los investigadores están a la espera de recibir toda la información sobre el estado del motor y el nivel de gasolina del barco, las millas recorridas y los datos del GPS, para saber con certeza qué fue lo que ocurrió. "Es muy probable que se tratara de un accidente. Si los tripulantes cayeron al mar, no es imposible que la embarcación haya seguido navegando sola guiada por el piloto automático", afirmó.

Esta sería la causa que podría explicar el hecho de que el yate apareciera a tanta distancia del cuerpo. "También es posible que la rotura del cristal y de la antena, y el hecho de que el camarote estuviera desordenado, se hubieran producido por un golpe de mar", añadió. La Guardia Civil espera que los datos de la autopsia del dueño, que murió ahogado y que, a simple vista, no presentaba signos de violencia, ayuden a aclarar el suceso.

Dos helicópteros de Salvamento Marítimo y de la Guardia Civil prosiguieron ayer las labores de búsqueda para intentar localizar al otro tripulante del yate White Angel, una moderna embarcación de 16 metros de eslora.