Un agente de Salvamento Marítimo que mantenía a los narcotraficantes informados de posibles vigilancias en el mar es uno de los 32 arrestados en la operación Casual, que ha permitido incautar dos toneladas de hachís, tres embarcaciones de recreo y cinco vehículos terrestres.

La presión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado empuja a las redes de narcotráfico del Campo de Gibraltar a buscar nuevos ingenios para introducir la droga, incluso usando vías submarinas y expertos buzos como hacía una red desmantelada ahora por la Guardia Civil.

Fondear la droga, dejándola sumergida en el mar a la espera de que otra embarcación la recoja, no es un método nuevo, pero la red desmantelada deja ver hasta qué punto se ha sofisticado el sistema, en parte gracias a las nuevas tecnologías que permiten su geolocalización sin que sea necesario el uso de boyas flotantes para marcar el lugar donde se han dejado los paquetes, como se había hecho hasta ahora.

La operación ha evidenciado que el tiempo del descaro de las narcolanchas parece estar acabando en el Campo de Gibraltar, según explican a EFE fuentes próximas a la investigación.

Esta red, dedicada al tráfico de hachís a gran escala desde el Norte de África hasta las costas de Tarifa, tenía otras dos ramas de actuación. Por un lado usaba embarcaciones de recreo que llegaban al puerto de Tarifa, aparentando haber disfrutado de un día de mar, pero ocultando droga que luego sacaban escondida en bolsas de deporte u otras pertenencias.

Con este sistema no pasaban las grandes cantidades de hachís que suelen llevar a bordo una narcoembarcación, pero el método era «más disimulado» y «menos arriesgado», señalan las mismas fuentes. Otra rama de la red contaba con embarcaciones neumáticas tripuladas por expertos buzos, perfectos conocedores de la zona del litoral tarifeño.

Contaban con equipamiento profesional y botellas de buceo para realizar largas inmersiones y poder así liberar los fardos de hachís que otras embarcaciones llevaban adosadas a sus bajos.