Detrás del aprendizaje de una lengua hay una imbricada casuística neuronal que cada vez encierra menos secretos. Lo sabe bien Albert Costa. Psicólogo, profesor de la Universidad Pompeu Fabra e investigador de ICREA y del proyecto Brainglot, lleva años estudiando el comportamiento del cerebro cuando se enfrenta al lenguaje.

--¿Qué nos ocurre cuando aprendemos una lengua?

--Dominar un idioma consiste en aprender los sonidos, conocer las palabras y saber usar su gramática. Y cada uno de esos tres aprendizajes tiene su momento idóneo en la vida para desarrollarse. El léxico sigue creciendo siempre, de hecho nunca paramos de aprender palabras. Pero la posibilidad de adquirir la sintaxis de un idioma, y sobre todo la fonética, se acaba antes.

--¿Cuándo?

--La fonética, prontísimo, en los primeros meses. Si un bebé no se expone a un determinado fonema antes de los 8, difícilmente lo distinguirá de mayor. Por ejemplo, a los japoneses les cuesta diferenciar la erre de la ele porque no escucharon esos fonemas en la cuna.

--¿Y en el caso de la sintaxis?

--Algunos estudios señalan que su fase de aprendizaje ideal acaba a los 8 años. Otros dicen que algo después. Con frecuencia vemos personas que dominan muy bien un idioma, pero su acento no mejora aunque lleven años sometidos a una inmersión lingüística. Es porque lo aprendieron tarde. A él le pasará también con el alemán.

--¿Cómo evolucionará su alemán?

--En los unos meses crecerá su dominio léxico, cada vez conocerá más palabras, pero su fonética difícilmente progresará, a pesar de que él se beneficia de una ventaja para aprender idiomas: el bilingüismo.

--¿En qué medida influye haber crecido hablando dos idiomas?

--Es fundamental. Está comprobado que hablar dos idiomas desde la infancia prepara al cerebro mejor para una tercera lengua. Es como si sus áreas neuronales del lenguaje estuvieran más entrenadas. De hecho, están más desarrolladas, tienen más materia gris. Aprender un idioma esculpe el cerebro.

--¿Es más fácil pasar de dominar dos idiomas a tres, que de uno a dos?

--Sí, pero ojo, los lugares del cerebro donde se incorporan las nuevas lenguas no son los mismos. Un bilingüe jamás confunde sus lenguas maternas. En cambio, cuando aprende un tercer o cuarto idioma, los mezcla fácilmente. En los próximos meses veremos a Pep colando palabras en inglés o italiano, que son otros idiomas que ha aprendido de mayor, pero eso no le ocurrirá con el castellano.

--¿Por qué cuesta tanto aprender idiomas?

--Porque nos los han enseñado mal. Sorprendentemente, en muchos colegios que se anuncian como bilingües, los profesores no son nativos, con el argumento de que los niños no lo necesitan. Error, porque son los más pequeños los que antes deben familiarizarse con la fonética de esa lengua, y solo un nativo la tiene.

--¿Partir de una lengua materna determinada da ventajas?

--Eso es un mito irreal. Se ha observado que los eslavos aprenden muy rápido los idiomas, pero eso puede deberse a que las estructuras de sus lenguas maternas son muy complejas, y por eso aprender un idioma más sencillo les resulta más fácil.

--¿Cuánto influye la motivación?

--Es básica. Si queremos que un niño aprenda un idioma, tenemos que lograr que lo vea útil en ese momento, no porque le vaya a servir para buscar trabajo dentro de 20 años. A Guardiola le motivaba aprender alemán, y eso le ha ayudado. Pero la motivación no lo es todo. También está el talento para los idiomas.

--¿Y eso de qué depende?

--Se trata de algo genético. Hay gente mejor preparada que otra para, igual que la hay para manejar el balón. Si pudiéramos comparar la estructura neuronal de los cerebros de los grandes cracks, veríamos que son muy parecidos. Con las lenguas ocurre exactamente igual.