No todo el pasaje del Boeing 737 siniestrado en el accidente aéreo del pasado domingo cerca de Atenas, en el que perecieron 121 personas, entre ellas 25 menores, murió congelado antes del impacto. Según el jefe de los forenses, Philippos Koutsaftis, los seis primeros cadáveres analizados muestran que estas personas estaban vivas en el momento del impacto, aunque no descarta que estuvieran inconscientes.

Los equipos de rescate explicaron que la mayoría de cuerpos de los fallecidos aparecieron quemados, pero que otros muchos estaban congelados.

Un fallo en los sistemas de refrigeración del aparato parece la causa más probable del choque del avión de la compañía chipriota Helios Airways, que se dirigía de Larnaca (Chipre) a Praga (República Checa) previa escala en Atenas.

El jefe de forenses añadió que los cuerpos "tenían pulso y respiraban en el momento del choque, por lo que estaban vivos". Los médicos han enviado muestras de los pulmones a analizar para saber si fueron intoxicados. Las autoridades griegas atribuyeron el siniestro a un fallo en el sistema de refrigeración del aparato, que causó la congelación de la tripulación y el pasaje.