Lleva años dando soluciones a los demás, buscando en los laboratorios respuestas y remedios para los problemas de la población en general y del sector agroalimentario en particular. Ha estado analizando las drogas en fluidos biológicos, buscando marcadores para la detección precoz del cáncer de esófago y ahora está creando nuevos productos que sacar al mercado y revalorizando los que ya existen en el Instituto Tecnológico y Agroalimentario de Extremadura (Intaex) y en el último año además, impartiendo clase en la Uex avalado por su trayectoria.

De todos estos trabajos y algunos más se encarga David González Gómez, un investigador de Plasencia, de 33 años, que acaba de obtener el Premio Juan Jesús Morales a la investigación científica, un galardón que convoca la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura y que recibe un día después de conocer que será uno de los 75 profesores asociados a los que la Uex, la misma institución que le premia, no renovará su contrato este año. Premiado pero no renovado, "vaya paradoja". Al premio han concurrido "numerosos investigadores con una brillante trayectoria científica", como la de González.

Actualmente este joven, que trabaja en el Intaex desde hace cuatro años con un contrato similar al Ramón y Cajal, coautor de 30 publicaciones en revistas científicas y de dos patentes de invención, está dirigiendo una tesis que dará que hablar, pese a que considera que la ciencia interesa menos de lo que se dice, sobre todo a los políticos. Trabaja en un proyecto de microencapsulación de aceite que ya ha despertado el interés de empresarios de fuera de la región. "Estamos intentando conseguir una especie de aceite en polvo, de oliva y de nuez, que podría añadirse a ciertos productos alimenticios para enriquecerlos, pero también servirá a la industria textil para conseguir propiedades específicas en un tejido, por ejemplo para personas que tienen problemas de piel y necesitan una prenda que además sea hidratante,...".

Un interesante proyecto de la veintena en los que ha participado de ámbito regional, nacional y europeo desde que se licenció en Química por la Uex, universidad en la que también se doctoró con una tesis que le mantuvo durante meses en Argentina y Estados Unidos. Por esta trayectoria, la facultad de Ciencias le otorga ahora este reconocimiento que convoca cada dos años y que David recogerá el 11 de noviembre. "Es un aliciente tremendo que valoren tu trabajo y tu esfuerzo, sobre todo en esta profesión tan inestable y poco valorada", señala González, más si cabe en Extremadura, "donde falta mucho por hacer". Basta solo un ejemplo para argumentar sus palabras: David lleva toda su vida profesional investigando pero el próximo octubre acaba el contrato en el Intaex que ahora financia el Ministerio de Ciencia y otra vez le tocará empezar a buscarse la vida, dejando cuántos proyectos tenga en la mano a medias.

"La ciencia no está acompañada de estabilidad en este país, se exige pero no te dan nada, se gastan unos años en formar a investigadores y luego no los retienen, así es que probablemente me vaya después a Estados Unidos, allí es diferente. Allí se tiene en cuenta el trabajo del investigador, que no termina a una determinada hora, es estable y mejor valorado. Aquí no importamos a la Administración, para ellos somos un problema y no una solución, como lo estamos siendo en los países más avanzados", explica.