Una escultura del artista peruano Jota Castro ha sido arrancada del lugar en el que acababa de ser instalada como parte de una exposición al aire libre en el paseo de la Castellana de Madrid. El autor ha contado a Efe que la pieza, titulada "La Hucha de los Incas", fue instalada el miércoles por la noche junto a la salida del metro de Rubén Darío, muy cerca del Museo al Aire Libre que acoge, entre otras, una obra de Chillida.

Allí permaneció el escultor hasta las 3 de la madrugada, según él recibiendo críticas de los transeúntes por el mensaje de la obra, que decía "Devuelvan el tesoro de los Incas", y hacia las 7 de la mañana recibió la noticia de que La Hucha había sido arrastrada por vándalos y encontrada, en perfectas condiciones, 50 metros más lejos del lugar donde él la había dejado cuatro horas antes.

Castro ha asegurado que la explicación que le dieron desde la organización del certamen, fue que había sido recuperada, minutos después, por "gente que trabaja para el Ayuntamiento" y que la instalarían horas más tarde. Sin embargo, no cree esta explicación porque la pieza estaba asegurada con cemento y acero a la base, por lo que piensa que tuvo que ser cortada "por gente que ha venido con una radial, y yo -ha dicho- no veo muchos vándalos que se paseen con radiales en horas de trabajo por Madrid".

"Alguien se ha tomado el derecho de sacarla y eso es muy lamentable, pues se ve claramente que hay un problema de comunicación entre la ciudad y el evento". Jorge Díez, director de Madrid Abierto, la asociación cultural que organiza la exposición con el patrocinio a partes iguales del Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y la Fundación Altadis, ha dicho a Efe que no cree que "nadie sepa lo que ha pasado porque nadie lo ha visto".

Distintas versiones

Él se enteró de lo ocurrido ayer a las 10 de la mañana cuando llamó a los autores de otro proyecto que estaba siendo instalado al lado y le dijeron que había desaparecido la hucha. Los dos "espárragos" metálicos que servían de anclaje a la pieza estaban doblados, lo que le hace pensar que varias personas -una sola no habría podido mover los 70 kilos que pesaba y que habían precisado el trabajo de ocho personas para colocarla- habían tumbado la obra hasta arrancarla.

Se puso entonces en contacto con el Ayuntamiento y a las dos horas le dijeron que la escultura había sido encontrada muy cerca de allí por personal del servicio municipal de limpieza y que había sido trasladada a un almacén, donde está todavía. Eso le hizo desistir de su primera decisión de denunciar la desaparición de la obra y propuso al autor restaurarla para devolverla a su sitio y que acabara la muestra, aunque ante la negativa de éste, decidió aceptar "su derecho" a retirar la pieza.

Ahora, Díez y su equipo continúan con la organización de la exposición y con las actividades programadas y será a partir del día 2 de marzo, fecha en que finaliza, cuando evaluarán lo ocurrido. Jorge Díez ha indicado a Efe que los artistas "saben que algo puede pasar", como ha ocurrido alguna vez, cuando exponen en la calle, aunque "la solución no es poner un guardia de seguridad en cada obra".