El cardenal y arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick, ha dimitido y el papa Francisco ha aceptado esta decisión. El Papa había ordenado que McCarrick, de 88 años, permaneciera apartado de sus funciones y recluido hasta que se aclaren en un juicio canónico las acusaciones de abuso sexual contra él.

La Santa Sede informó en un comunicado de que el Papa recibió en la tarde del viernes una carta en la que el purpurado estadounidense presentaba su renuncia como miembro del Colegio Cardenalicio.

Francisco aceptó esa renuncia «y dispuso su suspensión en el ejercicio de cualquier ministerio público, así como la obligación de que permanezca en una casa que le será asignada para una vida de oración y penitencia».

Así deberá vivir «hasta que las acusaciones que se le dirigen sean aclaradas por un regular proceso canónico». El purpurado, de 88 años, ha sido acusado de incurrir en abusos sexuales en una serie de hechos que se remontan a los inicios de su carrera religiosa, hace casi 50 años, cuando ejercía como cura en la archidiócesis de Nueva York.

McCarrick ha negado en todo momento las acusaciones y en un comunicado mostró su sorpresa y avanzó que había colaborado «plenamente» con una investigación del Vaticano. La archidiócesis neoyorquina informó el pasado 20 de junio de que una comisión de investigación había determinado que las acusaciones «estaban fundamentadas y eran creíbles». Por ello, el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, siguiendo las instrucciones del Papa, le ordenó abandonar el servicio público. Theodore McCarrick (Nueva York, 1930) fue ordenado cardenal por Juan Pablo II y participó en el cónclave en el que fue elegido pontífice Benedicto XVI.