Más cariño que rencor. Natascha Kampusch, la chica austriaca que pasó ocho años secuestrada, hizo pública ayer una declaración en la que afirma que su raptor es "una parte" de su vida. Incluso asegura no haberse "perdido la adolescencia" y que se ha evitado ciertos riesgos de esa etapa. Por ello, la joven dice sentir pena por la muerte de Wolfgang Priklopil, el hombre que le quitó la libertad cuando tenía 10 años y que se suicidó la semana pasada al ver que ella se había escapado.

La carta, en la que se queja de que "todos quieren saber cuestiones íntimas que no incumben a nadie", fue leída en la sede de la Policía de Austria, en Viena, por Max Friedrich, su psiquiatra. En el texto, expresa su cariño hacia Priklopil, de 41 años: "Era una parte de mi vida. Me mimaba y a la vez me pisoteaba".

"Aunque lo quería, no era mi amo y señor, puesto que yo era igual de fuerte. Por eso, no podía conmigo, y eso él lo sabía", continúa Natascha en su comunicado. Puntualiza que nunca le llamó "amo", a pesar de que "él lo quisiera". También cuenta que el secuestro "lo organizó él solo" y que después acomodaron juntos el recinto, "que medía más de un metro 60 de alto".

MUERTE INNECESARIA Eso sí, asegura que no lloró después de huir porque tras su fuga "no había motivo de sentirme infeliz". En cambio, sostiene que "en cierta manera" lleva "luto" por la muerte de su secuestrador, que cree que "no era necesaria".

La joven también tiene palabras de aliento para la madre de Priklopil ("Me puedo imaginar sus sentimientos. Las dos pensamos en él") y para el señor H, el amigo que transportó al raptor en su coche poco antes de que se suicidara: "No debe sentirse culpable. No podía hacer nada".

La muchacha reconoce en su carta ser consciente de "la poderosa impresión provocada por los acontecimientos de los últimos días", pero asegura que no está dispuesta a permitir que se especule con su vida. "He crecido como una joven con intereses en la educación y también con necesidades humanas", escribe.

La chica, que ha sido aislada por las autoridades, se refiere luego al ambiente en el que vivía y a su vida diaria con el captor. "El recinto donde vivía estaba adecuadamente equipado", subraya, al tiempo que critica que se hayan publicado fotos del habitáculo: "Era mío y no estaba destinado a ser mostrado".

Según Natascha, sus días de cautiverio estaban regulados. "La mayoría de las veces había un desayuno conjunto --ya que él casi nunca trabajaba--. Yo hacía las labores del hogar, leía, miraba la tele, cocinaba... Así fue durante años, todo con el temor a quedarme sola", rememora.

En el comunicado hay espacio incluso para ver la parte positiva del encierro. Resalta que es cierto que su juventud ha sido diferente, pero tiene la sensación de que no le ha faltado nada. "Me he ahorrado un montón de cosas, por ejemplo no he empezado a fumar ni a beber y no he tenido malas compañías".

"Quiero dar las gracias a todas las personas que se felicitan por mi suerte. Por favor, dejadme tranquila un tiempo", concluye.

EXCAVAR EL PATIO Mientras continúan las investigaciones en un intento de descubrir nuevos escondites, los vecinos de Priklopil solicitaron ayer que se realicen excavaciones en el patio de la vivienda. Es más, en Austria hay unos 200 menores desaparecidos, y algunos sospechan que el captor de Natascha pudiera haber cometido otros crímenes. Por otro lado, los periodistas insistieron en conocer más detalles sobre la relación de la madre de la chica con el raptor. Según la policía "no hay pruebas".