El barco con 372 inmigrantes hacinados que el sábado pasado quedó a la deriva al romperse el motor volvió ayer al puerto de Nuadibú después de que el Gobierno de Mauritania y el Ejecutivo español alcanzaran un acuerdo en una negociación encabezada por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León. Así lo anunció la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega al finalizar el Consejo de Ministros, en el que se acordó conceder una subvención extraordinaria a Mauritania por valor de 665.000 euros para la mejora del control de sus fronteras y la lucha contra la inmigración ilegal.

Más de 300 de los 372 ocupantes del Marine I proceden de la zona de Cachemira (entre Pakistán y la India), aunque también hay ciudadanos de países subsaharianos como Sierra Leona, Costa de Marfil y Liberia. Algunos de estos territorios están inmersos en pleno conflicto bélico, por lo que diversas oenegés solicitan una atención humanitaria.

Según un portavoz de la Media Luna Roja que habló con varios pasajeros, estos avisaron de que hay casos de fiebre y diarrea y explicaron que llevaban dos meses de viaje rumbo a Canarias.