Más de 8.000 figuras y tres vidas componen el famoso portal de belén de Campanario, el que dicen es el más grande de España. Son las vidas de su creadora, Maruja González, la de su marido que siempre la ayudó, y la de Jesús de Nazaret, cuya historia refleja esta obra: desde su nacimiento hasta su crucifixión. Motivo por el cual recibe el nombre de Vida de Jesús .

Sin recibir ninguna subvención, Maruja ha reunido un auténtico tesoro. "Para mí no tiene precio, pero sólo el misterio grande costó 500.000 pesetas hace 20 años, es de Arte Español". Un esfuerzo fruto de su enorme fe cristiana que ha recibido la felicitación de los Reyes de España, de José María Aznar como presidente de la nación, y del desaparecido Papa Juan Pablo II. Anualmente recibe la visita de cientos de personas, con excursiones que organizan desde toda España. "Ya han venido muchos autobuses y ahora espero la visita de 40 personas de Madrid, y eso también le da ambiente al pueblo".

Comenzó el Belén hace casi 60 años en su pueblo natal de Aceuchal cuando con 6 años su padre la llevó a Almendralejo a comprar sus primeras figuras. El portal, contiene muñecos hechos por ella, que también construyó las casas y castillos, aún sin que nadie la enseñara a hacerlo. Labor que realizó cuando se casó y se trasladó a Campanario. "Como trabajaba fuera y tenía muchos hijos, lo hacía todo por la noche, me quedaba sin dormir para montarlo".

Maruja recuerda que el belén contiene figuras internacionales, puesto que su marido, viajante, se las traía. Las distintas escenas están repletas de ríos, y lagos por donde fluye el agua, que también luce en las distintas fuentes que las decoran, al tiempo que las figuras, articuladas, cobran vida: el herrero, el aguador... Una obra de ingeniería que a pesar de su dificultad, Maruja desmonta cada año. "Lo quito en junio y comienzo a instalarlo en agosto, para acabarlo en noviembre. Lo cambio todos los años, ya tengo en mi cabeza cómo será el próximo".

El portal de belén, es también un museo etnográfico extremeño en miniatura, en el que recoge escenas cotidianas de antaño. No falta el guardicionero, la matanza --ella misma hizo los embutidos con tripas de pollo--, las canteras de granito de Quintana de la Serena, o los molineros de aceite, entre otros.

Este año el belén de Maruja ha vuelto a abrir sus puertas tras el fallecimiento de su esposo hace dos años. "Mi marido me dijo que tenía que abrirlo para que él lo viera desde el cielo, incluso dejó dicho a su amigo Kiko el latero que me ayudara a montar los motores".

Ahora Maruja ha comprendido que hacerlo, es contar la historia de su vida y la de su marido, Pedro Moruno, y sobre todo, un homenaje a él y a su Virgen de Piedraescrita, que la inspiró para crearlo.