El papa Benedicto XVI apeló ayer al carácter sagrado e indisoluble del matrimonio y subrayó que su anulación debería ser siempre un hecho excepcional. El Pontífice hizo estas declaraciones en una audiencia en el Vaticano con los miembros de la Sacra Rota romana, el tribunal eclesiástico encargado justamente de reconocer o no las demandas de nulidad matrimonial presentas en primera instancia por los tribunales diocesanos.

La Rota, según cifras del propio tribunal apostólico, tiene pendientes de decisión este año más de un millar de causas, la mayoría peticiones de nulidad. Por continentes, 667 son de Europa, 413 de América, 64 de Asia, 12 de Africa y 5 de Oceanía.

En su discurso, el Papa dijo que "no se tiene que olvidar que en las causas para anular un matrimonio la verdad del proceso es presuponer la verdad del mismo matrimonio". La indisolubilidad del matrimonio católico, añadió, depende solo de la ley divina: "No deriva del empeño definitivo de los contrayentes, sino que es intrínseco en la naturaleza del poderosa unión con Dios".

BIEN PASTORAL El Papa exhortó a los miembros de la Rota a no dejarse llevar por el que creen es "un bien pastoral" a la hora de anular matrimonios. "Se ha difundido en ciertos ambientes eclesiales la convicción de que el bien pastoral de las personas en situaciones matrimoniales irregulares exigiría una especie de regularización canónica, independientemente de la validez o nulidad de su matrimonio, es decir, independientemente de la verdad de su condición personal", explicó el Papa. El Papa condenó que, de esta manera, "la vía de la declaración de la nulidad se considera un instrumento jurídico para conseguir tal objetivo".