Sesenta mendigos y minusválidos, llevados hasta Roma por el presidente de Chile en un avión de las fuerzas armadas, participaron ayer en la primera proclamación de santos que preside el papa Benedicto XVI. Entre los cinco nuevos se encuentra Padre Hurtado, un jesuita que murió en 1952, muy popular en Chile, que fundó un sindicato de obreros y Hogar de Cristo, red de albergues para desvalidos y niños abandonados.

Unas 40.000 personas (entre las que había 7.000 chilenas y varios miles de españolas) asistieron a la solemne ceremonia, celebrada en la plaza de San Pedro, en la que la misa final terminó con varios ritmos latinoamericanos interpretados por una orquesta.

Además de Alberto Hurtado Churraga, canonizó a los italianos Felice da Nicosia (1715-1787) y Gaetano Catanoso (1879-1963); y a los polacos Jozef Bilczewski (1860-1923) y Zygmunt Gorazdowski (1845-1920). Todos habían sido beatificados por Juan Pablo II, que fue el Papa que nombró más santos de la historia de la iglesia: 482 contra los 302 que habían proclamado sus predecesores en 400 años, es decir desde que el Vaticano lleva un registro riguroso de beatificaciones.