No hubo en Malta protestas públicas de las víctimas de abusos sexuales a manos de clérigos, contra lo que algunos temían y otros habían anunciado. En la víspera del viaje relámpago de Benedicto XVI, que esta noche regresará a Roma, un grupo de víctimas habían comunicado su intención de manifestarse para ser recibidas por el Papa, al que pedían que se disculpase, pero renunciaron, después de que el Vaticano les asegurase que en junio serán recibidos por el maltés monseñor Charles Scicluna, la persona que investiga, por cuenta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, los abusos.

Sin embargo, el tema de la pederastia estuvo presente. Ya en el avión que le llevaba a Malta, en la conversación informal que los papas suelen mantener con los informadores que les acompañan, Joseph Ratzinger reconoció: "El cuerpo de la Iglesia ha sido herido por nuestros pecados". No mencionó las palabras abuso ni pederastia , como no lo ha hecho nunca desde que se dispararon los casos en todo el mundo. Dijo que "Malta ama a Cristo, que ama a su Iglesia, que es su cuerpo, a pesar de que este cuerpo esté herido por nuestros pecados", frase que los analistas han interpretado como una referencia indirecta a la cuestión.

En su discurso de bienvenida, el presidente del país, George Abela, tocó de refilón el tema, al decir que "sería equivocado utilizar las reprensibles ligerezas de unos pocos para proyectar una sombra sobre toda la Iglesia". Un grupo de víctimas de la isla ya había sido recibido días atrás por el arzobispo local, Paolo Cremona.

Le entregaron una carta, pidiendo ser recibidos por el Papa durante su viaje. Cremona no eludió la cuestión, augurando que la sociedad y la Iglesia discutirán "con profundidad" sobre la pederastia. Se trata de "hechos humillantes", dijo.