No pertenecer a la comunidad virtual está minando la igualdad de oportunidades, tanto en la infancia como en los hogares más excluidos. Para uno de cada tres hogares en exclusión grave (34%) está disminuyendo el rendimiento escolar de sus hijos al no poder seguir el ritmo marcado. En cuanto a la conciliación, un 18% de los hogares en exclusión grave con menores de edad a cargo admite haber tenido que renunciar a una ocupación o puesto de trabajo para hacerse cargo de ellos.

Las redes de apoyo, debilitadas tras la última crisis, pierden aún más capacidad de ayuda. La familia y los entornos cercanos siguen ayudando, pero cada vez menos, porque cada vez hay menos desde donde ayudar, aseguró Cáritas. Quizá la novedad de esta crisis, según Cáritas, es que está introduciendo una nueva variable de estratificación social vinculada al riesgo de confinamiento: los confinados seguros, los confinados de riesgo y los desarraigados. Respecto a la Memoria 2019 de Cáritas, se arrojan los siguientes datos: 2,4 millones de personas acompañadas y 337 millones de euros invertidos.