Ursula von der Leyen cumplirá hoy su primera gran promesa como presidenta de la Comisión Europea (CE) con la presentación en sus primeros 100 días de mandato de la nueva hoja de ruta con la que pretende hacer realidad una de las grandes prioridades políticas de los próximos cinco años: un Pacto Verde con el que lograr la neutralidad climática en Europa para el 2050, que siente las bases para una Unión más limpia, saludable, ecológica y sostenible, y que ayude a transformar radicalmente el modelo económico del continente.

«La experiencia humana demuestra que cualquier gran cambio en la sociedad requiere una generación. Se tardan dos ciclos de inversiones en tenerlo en su sitio. Así que, si en los próximos cinco años promulgamos toda la legislación, la próxima generación tendrá tiempo para que todo funcione», anticipaba hace unos días el vicepresidente y responsable del llamado Green Deal, Frans Timmermans, advirtiendo de que no actuar también costará una fortuna. «El cambio climático no va a parar porque le digamos que pare. No podemos permitirnos quedarnos a la zaga. Si no queremos que nadie se quede a la zaga, hay que asumir la realidad», arengaba.

La hoja de ruta, a la que ha tenido acceso este diario, plantea abordar esta transformación desde 10 ámbitos, con objetivos de recorte de emisiones más ambiciosos que los pactados para el 2030, con una inyección de inversiones públicas y privadas para luchar contra el cambio climático y que «no deje a nadie atrás», con una nueva batería de medidas para preservar los recursos naturales y la biodiversidad y con la neutralidad climática como punto de partida. Aunque la propuesta legislativa sobre la neutralidad no llegará hasta marzo, Von der Leyen ha querido aprovechar el escaparate que supone la Cumbre del Clima de Madrid para avanzar las grandes líneas de su visión, que presentará hoy ante un pleno extraordinario del Parlamento Europeo y que espera reciba un día después el aval de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en el Consejo Europeo que se celebrará mañana y el viernes.

FINANCIACIÓN

Un fondo de transición justa

Sin dinero, sin embargo, el cambio se antoja complicado y la Comisión Europea es consciente de ello. Según sus estimaciones, las inversiones anuales necesarias para cumplir con los objetivos en el 2030 suman los 180.000 millones, aunque no todas las regiones ni países parten de la misma situación. «Debemos reconocer y respetar que no todos tenemos el mismo punto de partida. Todos compartimos la misma ambición, pero algunos pueden necesitar un apoyo más personalizado que otros para llegar», sostiene Von der Leyen. Este es el caso de países como Hungría, Polonia y la República Checa, que ya bloquearon en junio pasado (y también en octubre) el compromiso de los Veintiocho con la neutralidad climática debido al elevado coste que consideran tendrá para sus arcas la transición hacia energías más limpias.

Para convencer a estos y otros países que albergan dudas, la comisión propondrá un Fondo Europeo de Transición, al que se sumarán fondos regionales y garantías. Todo ello servirá para movilizar 35.000 millones de euros que esperan sirvan de catalizador para captar inversiones privadas por 100.000 millones de euros durante el próximo marco presupuestario 2021-2027. La intención de la CE es presentar una propuesta legislativa en enero del 2020.

RECURSOS ADICIONALES

El nuevo papel del Banco de Inversión

El fondo de transición justa no será, sin embargo, suficiente. Serán necesarios miles de millones de euros para convertir a Europa en el primer continente que absorba todas las emisiones que emite y Bruselas espera contar para esta tarea con el Banco Europeo de Inversiones. El 25% de los préstamos que destina la entidad actualmente ya están destinados a proyectos relacionados con el clima. El objetivo es incrementar esa cuota al 50% para el 2025 y elevar también la tasa de cofinanciación en los países más afectados del 50% al 75%.

Además, el BEI ha decidido dejar de financiar proyectos con combustibles fósiles. «No está en nuestra denominación, pero ya somos el banco climático y llevamos siéndolo desde hace décadas», defendía hace unos días ante la Eurocámara el presidente del BEI, Werner Hoyer, que se ha comprometido a movilizar un billón de euros durante la próxima década en torno a esta gran prioridad. «Las políticas climáticas no son acciones caritativas, son oportunidades para avanzar y el banco quiere trabajar para hacer realidad esa ambición de Pacto Verde», sostiene.

OBJETIVOS

Un recorte de emisiones del 50%

El compromiso actual de la UE recoge un recorte de emisiones de CO2 del 40% para el año 2030. La presidenta quiere pisar el acelerador y aumentar el grado de ambición para elevar el objetivo de reducción «al menos hasta el 50% y hacia el 55%». La propuesta legislativa, según el borrador, no llegará sin embargo hasta el mes de octubre, con lo que, según denunciaba hace unas semanas la organización Greenpeace, la UE no tendrá tiempo de presentar un nuevo objetivo durante la COP26 de Glasgow que tendrá lugar el próximo noviembre.

Entre los nuevos planes de Bruselas en este terreno destaca la revisión para junio del 2021 de todas las medidas legislativas con un impacto potencial en este terreno. La Comisión Europea presentará, por ejemplo, una propuesta para revisar el mecanismo de comercio de emisiones con vistas a incluir sectores que han quedado al margen, como el transporte marítimo y la supresión de los permisos asignados a las aerolíneas. Von der Leyen también ha anunciado una tasa al carbono en frontera acorde con las reglas de la Organización Mundial del Comercio, que comenzaría a aplicarse a unos pocos sectores y que iría extendiéndose gradualmente. Además, se comprometerán a revisar la directiva sobre la fiscalidad de la energía (junio del 2021), tal y como le han pedido los ministros de Economía de la UE, a hacer una evaluación de los planes de energía y clima nacionales (octubre del 2020), a revisar el reglamento sobre redes transeuropeas de energía, a aumentar los puntos de carga para los vehículos eléctricos y a proponer estándares de emisiones contaminantes más exigentes.

ECOSISTEMAS

La protección de la biodiversidad

Otra gran pata de la estrategia incluirá la protección de la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la lucha contra la deforestación, porque Europa «necesita cambiar la forma en la que produce, consume y comercia». En este ámbito, Von der Leyen se compromete a presentar una nueva estrategia sobre la biodiversidad, otra para fomentar una alimentación sostenible con nuevos objetivos de reducción de pesticidas (50% para el 2030) y medidas para potenciar las áreas rurales, una tercera para luchar contra la degradación medioambiental y la contaminación, una estrategia industrial para marzo, un nuevo plan de acción para impulsar el uso sostenible de recursos a través de la economía circular y una serie de medidas concretas. Entre estas últimas, la revisión de los productos de la construcción, la adopción de criterios sostenibles para las baterías que se comercialicen en la Unión Europea y la renovación de edificios, así como nuevos planes contra la contaminación del aire, la industrial de las grandes instalaciones y la gestión de residuos.