Frente a una opinión pública que cada vez respalda menos su deficiente gestión ante los estragos del Katrina , el presidente de EEUU, George Bush, recurrió ayer al cuarto aniversario del 11-S, que se cumple hoy, para protegerse de las crecientes críticas, equiparando las dos catástrofes y apelando al espíritu de unidad nacional que siguió a los sangrientos atentados del 2001 y propulsó su popularidad a los niveles más altos.

"Hoy, EEUU se enfrenta a otro desastre que ha causado destrucción y pérdida de vidas", dijo el presidente en su alocución radiada de los sábados. Cuatro años después del 11-S, "los estadounidenses recuerdan el miedo, la incertidumbre y la confusión de aquella terrible mañana, pero sobre todo recuerdan la decisión de nuestro país de defender nuestra libertad, reconstruir la ciudad herida y cuidar a aquellos de nuestros vecinos que lo necesitan", continuó.

CAIDA EN PICADO Bush echa mano del sentimiento patriótico y enarbola el 11-S cuando se ve acosado por las críticas. Y ahora le hace más falta que nunca, ya que los sondeos registran su continuada caída en apoyo popular. Ayer, una encuesta de Ipsos cifró en sólo el 39% el apoyo a su gestión, frente al más del 80% que le respaldó tras los atentados del 11-S. El mismo sondeo detectó al 52% de ciudadanos insatisfechos con su gestión ante la catástrofe desencadenada por el huracán.

"Superaremos esta odisea, y eso nos hará más fuertes", afirmó, poniendo su mejor cara al temporal político que afronta por el Katrina . Pero los demócratas aprovecharon también el trágico aniversario para criticar aún más a Bush. "Como ha dejado claro la chapucera respuesta del Gobierno al huracán, cuatro años después del 11-S no estamos adecuadamente preparados para hacer frente a otro devastador ataque", recalcó el senador Edward Kennedy. Además, exigió al presidente que "admita que invocó erróneamente la tragedia del 11-S para justificar la guerra a Irak, que ha decidido aún más a los terroristas a atacar nuestro país, haciéndolo menos seguro". El senador demócrata se sumó así al coro de voces, dentro y fuera del Ejecutivo, que han arremetido contra Bush, denunciando la merma de efectivos humanos y materiales para paliar desastres como el Katrina causada por la guerra de Irak.

AVISOS SUFICIENTES Los demócratas y señalados republicanos insisten en que, a diferencia del 11-S, hubo advertencias más que suficientes para prepararse ante el huracán, cuyos devastadores efectos fueron incluso anticipados un año antes por la propia agencia federal de gestión de emergencias (FEMA, en sus siglas inglesas). Un informe de esta agencia, hecho público por la oposición demócrata, advirtió de que un huracán de categoría 3, 4 o 5 que impactase en el sureste de Luisiana provocaría "más de un millón de evacuados de Nueva Orleans".

Además de proyectar que "una subida de aguas superior a seis metros sumergiría los diques de protección y más de 518 kilómetros cuadrados de zonas urbanas serían inundados", la FEMA cifró entre 300.000 y 350.000 personas los vecinos de Nueva Orleans que quedarían atrapados por las aguas. Sería "una catástrofe a la que no se podría hacer frente sin ayuda masiva del Estado federal y los estados vecinos", advirtió, anticipando las graves dificultades de las operaciones de ayuda.