Los vecinos de la comarca de la Vall d´Albaida, conocida como la Toscana valenciana por su belleza, revivieron ayer con espanto los incendios que hace 16 años arrasaron miles de hectáreas en la zona. Y no era para menos. A última hora de la noche todavía permanecían descontrolados los fuegos declarados en la capital de la comarca, Onteniente, y en Bocairent, cuyo casco medieval estaba amenazado por las llamas al cierre de esta edición. Otros dos siniestros forestales en la comarca, el de Agullent y el de Fontanars dels Alforins, se consideraban estabilizados. Según el consejero de Gobernación de la Generalitat Valenciana, Serafín Castellano, ayer ardieron 1.900 hectáreas en la Vall d´Albaida.

A esta superficie hay que añadir 390 hectáreas calcinadas en Alfafara, en la comarca del Comtat, y 150 en Simat de la Valldigna, en la Safor. Además, sobre las 19.00 horas se declaró otro incendio en la comarca de la Ribera Alta, con dos focos en Rafelguaraf y Barxeta.

Los fuegos comenzaron de forma casi simultánea la noche del lunes en tres puntos de la Vall d´Albaida y el viento de poniente, con rachas de hasta 53 kilómetros por hora, los propagó durante el martes. En el término municipal de Onteniente tuvieron que ser evacuadas de sus casas unas 1.500 personas.

"Sientes impotencia. No puedes hacer nada. El valor de lo que se pierde es brutal", comentó Alicia Puig, vecina de Bocairent y gerente de La Saria, una empresa que organiza rutas culturales y turísticas.

Las 1.000 personas que combatían los fuegos, entre ellas 500 miembros de la Unidad Militar de Emergencias, no lograban frenar el avance de las llamas, que se dirigían al parque natural de la sierra de Mariola. Que los incendios de la Vall d´Albaida (intencionados, según la Generalitat) alcanzaran esa reserva era el gran temor.

INCENDIO "FEROZ" "Es un incendio feroz por su complejidad", señaló ayer la ministra de Defensa, Carme Chacón, tras sobrevolar la zona afectada en helicóptero. Chacón confirmó que las primeras pesquisas "hacen pensar que los fuegos pudieron ser intencionado". "En este sentido --añadió-- quiero ser muy clara. Estos incendios provocados nos hacen gastar mucho dinero, y en algunos casos perder vidas. Una vez estén controlados habrá que acogotar a los culpables". La ministra emplazó a todas las administraciones a concentrar esfuerzos en la persecución de pirómanos.

RECUERDO DE 1994 "Los policías locales me avisaron de que había un incendio a las diez y media de la noche del lunes, pero me dijeron que de momento no nos desalojaban", señaló Juan Melía, un ingeniero que vive en La Selva, en las afueras de Onteniente, con su mujer y dos hijas pequeñas. "No esperé nada más. Todavía recuerdo con temor el incendio de 1994. Aquello fue un infierno porque no había tanta gente ayudando a apagar el fuego. Cogimos nuestras cosas y nos bajamos al pueblo", añadió.

Todos recuerdan en la Vall d´Albaida el incendio que asoló la comarca en 1994, aunque reconocen que esta vez están más tranquilos por la rapidez con la que han actuado los servicios de extinción. "Ya anoche vino la policía, la Guardia Civil y el Ejercito. Todo el mundo se puso en marcha de inmediato. Y eso te tranquiliza aunque el fuego este cerca de tu pueblo", señaló una vecina de Onteniente.

La memoria de aquella catástrofe movilizó a muchos voluntarios, que se organizaron en cuadrillas de 30 personas supervisadas por los servicios municipales. Aleix Rodríguez, 23 años, estudiante de ingeniería técnica forestal, participó por primera vez en la extinción de un fuego. Estaba nervioso pero no tenía miedo, dijo. "Quiero ayudar y por eso estoy aquí", afirmó.