El cónclave será largo. No, será corto. El próximo papa será viejo, o tal vez joven. Quizá sea extraeuropeo, aunque no africano o asiático. Entre los 142 cardenales que ayer se reunieron por primera vez oficialmente en las denominadas congregaciones generales, los convencimientos son todavía muy heterogéneos, aunque se delinea algún común denominador sobre el programa del sucesor de Benedicto XVI, como la reforma del Gobierno central y algo más.

Entre ese algo más figura el debate sobre la conveniencia de "universalizar" la persona del papa, es decir, que ya no sea europeo. Lo que satisfaría las reivindicaciones latinoamericanas de tener su primer papa de la historia, pero plantearía alguna consecuencia. De ser el nuevo papa un extraeuropeo, debería acompañarle un secretario de Estado --especie de primer ministro-- con pulso y conocimiento de la curia, el aparato del Gobierno central, algo sobre lo que todos parecen estar de acuerdo.

En el 2025, el 80% de los católicos vivirán en el hemisferio sur, por lo que un papa no europeo no había sido jamás tan posible. El desplazamiento del catolicismo hacia el sur ha corrido paralelo en el último siglo al cambio de los electores. En 1919 entraron en la capilla Sixtina 41 cardenales, de los que 31 eran italianos, y los otros 10, también europeos. En 1963, Pablo VI fue elegido por 82 cardenales: 29 italianos, 26 del resto de Europa y 27 del resto del mundo. En el próximo conclave habrá 28 italianos, otros 32 europeos y 55 del resto del mundo: Norteamérica (14), América Latina (19), Africa (11), Asia (10) y Oceanía (1).

PRIMERA CONGREGACION Ayer, en el primer encuentro oficial, se reunieron 142 cardenales, 103 de ellos electores. Así que faltan 12 por llegar. La fecha de inicio del cónclave, que podría ser en torno al día 10, se fijará hoy o mañana, en función de varias cuestiones previas. Una de ellas, de acuerdo con cuanto afirman algunos electores, es el deseo de que el cónclave sea breve, para no dar al exterior una señal de incapacidad de ponerse de acuerdo. Lo que comporta un precónclave lo más largo posible, para entrar en la capilla Sixtina con las ideas más claras.

Las congregaciones generales constituyen un precónclave en toda regla. Sirven para que los electores se conozcan e intercambien opiniones sobre la situación de la Iglesia, y para que se vayan formando grupos electorales. Según Gian Maria Vian, director de L'Osservatore Romano , el diario del Vaticano, "el gobierno de la Iglesia será la llave maestra del cónclave". Los electores que han manifestado en público o en privado su opinión coinciden en ello, pero afirman que hay que ir más allá. "Tal vez este sea el cónclave del cambio", dice el cardenal Paul Jean Poupard, exresponsable de Cultura vaticano. El presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, Raymundo Damasceno, piensa que debe ser "alguien que esté a la altura de la situación".

"Lo que ha ocurrido en los últimos años pesará en el cónclave", ha subrayado Timothy Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU, primera contribuyente económica de la Iglesia. El cardenal, considerado gran elector (que fijará la tendencia de un grupo de votantes), se refería a los casos de pederastia clerical, al escándalo Vatileaks y a los informes sobre la corrupción vaticana. "El próximo papa debería hacernos entender que la cultura occidental ya no es el centro del mundo", añade.

Sobre la edad del nuevo papa, el único que no descarta ninguna opción parece ser el exministro para los Santos, José Saraiva Martins, portugués de 81 años, no elector pero participante en el precónclave, que toma en consideración la elección de un anciano, "profundo conocedor de la curia y capaz de reformar la jerarquías eclesiásticas durante un pontificado breve".