TMtis amigas con hijos adolescentes le están cogiendo manía al ordenador. Para ser precisos, lo odian. "Es que entramos en internet y aquello es un desmadre: empiezan a aparecer chicas desnudas por aquí, parejas haciendo el amor por allá, invitaciones a participar en juegos de azar por acullá y lesbianas, sobre todo, muchas lesbianas". Si preguntan, todo son evasivas: el marido dice que son cosas de internet, el hijo se excusa sin ser acusado: "Yo no he sido", y lo peor es que cada dos meses llega una cuenta telefónica de 180 euros con números extrañísimos a los que nadie ha llamado. Cuando mis amigas me cuentan su desazón, no les desvelo los secretos de petardas.com , pero les doy una solución para ahorrarse parte de los 180 euros: "Llama y di que te impidan cualquier conexión con los teléfonos 800".

Entonces aparece otro problema: la llamada es a un teléfono de pago suplementario y las marean media hora, de operadora en operadora, ofreciéndoles todo tipo de bonos descuento y sacándoles los euros. Una vez llamé a una oferta de teletrabajo y me dijeron que me instalarían en casa una extensión y que cobraría dependiendo del tiempo que entretuviera a mis interlocutores: a más conversación, más sueldo. Mis amigas están consiguiendo, por fin, rebajar la factura telefónica y eliminar las chicas desnudas de su pantalla, pero ahora tienen otro problema: maridos e hijos protestan cada vez que navegan por la Red: "¿Qué demonios habéis hecho con el ordenador?". Ellas callan ladinas y servidor actúa como un adolescente: "Yo no he sido".