Los casi 3.000 expertos en clima que han participado en la elaboración del definitivo informe del IPCC, el grupo de la ONU sobre cambio climático, pidieron ayer a los políticos de todo el mundo que tomen urgentemente medidas para frenar un problema que, señalaron, ha dejado de ser una amenaza y se ha convertido en una evidencia incuestionable, de impacto mundial y grave.

"Los científicos han hablado claramente y con una sola voz. Espero que los dirigentes mundiales hagan lo mismo", afirmó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al presentar en Valencia el texto, una auténtica hoja de ruta contra el cambio climático. "Conocemos el problema y tenemos los medios suficientes, reales y accesibles para frenarlo", insistió.

El cuarto y definitivo informe del IPCC, destinado específicamente a los políticos, es una síntesis de los tres anteriores aprobados en febrero (bases científicas), abril (efectos esperados) y junio (posibles soluciones). Las más de 1.200 páginas originales en inglés han quedado resumidas en 23 (27 en la versión española). El texto no aporta novedades sustanciosas, pero tampoco elimina nada esencial y mantiene el mismo tono de dureza.

Según explicó el presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, el documento destaca el incremento acelerado de las temperaturas y del nivel del mar en las últimas décadas, así como el descenso de la cubierta nival y de la extensión del casquete ártico.

Y también recuerda que han aumentado los fenómenos pluviométricos extremos --tanto sequías como inundaciones--, que la fauna y la flora se están desplazando hacia latitudes más altas y que la productividad agraria y marina está menguando.

Sin embargo, quizá lo fundamental con respecto al anterior informe, presentado en el 2001, es que el documento de Valencia insiste en que la seguridad científica es casi absoluta en aspectos que antes eran difíciles de demostrar, especialmente que la mano del hombre es la principal responsable del cambio climático.

Ban Ki-moon y Pachauri señalaron dos fechas clave en el horizonte: 2009 y 2015. Dentro de dos años, como muy tarde, los dirigentes mundiales deben ponerse de acuerdo sobre los contenidos del tratado que sustituirá al protocolo de Kioto, sobre todo en lo relativo a qué países deben reducir sus emisiones de dióxido de carbono y en qué cantidad.

Los cimientos del proceso se colocarán en una nueva conferencia internacional --política, no científica-- que se celebrará en diciembre en la isla indonesia de Bali y se concretarán con posterioridad en Varsovia y Copenhague.

ESFUERZO PARA TODOS "Los países industrializados tienen que seguir al frente de la lucha contra el cambio climático, pero no podemos ignorar que solo se frenará si participan también los países en desarrollo", advirtió Ban Ki-moon en referencia a las potencias emergentes no incluidas en Kioto (China, India, Brasil, Indonesia, México y Suráfrica, entre otras). Sin embargo, a continuación insistió en que los acuerdos futuros deben incluir incentivos para que los países en desarrollo, que serán los más afectados, tengan medios financieros y tecnológicos para hacer frente al problema.

"Nuestra mirada está puesta en Bali --prosiguió el secretario de la ONU--. No podemos permitirnos salir de allí sin un programa de negociación, sin hablar de plazos".