La empleada de un lavadero de coches de Mijas (Málaga) identificó ayer a Tony Alexander King como la persona que le llevó un vehículo con múltiples manchas rojas en la tapicería en agosto de 2003, mes en el que se produjo la muerte de la joven de Coín Sonia Carabantes, por la que se juzga al británico.

Durante la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Málaga, la testigo explicó que ese mes se presentó un hombre en el establecimiento que pidió una limpieza del interior del vehículo a excepción del maletero, y que presentaba muchas manchas de color rojo en los asientos trasero y del copiloto, y en la alfombrilla.

El cliente, al que reconoció como el acusado durante la vista oral, le comentó que "había abierto una botella de tinta roja y había explotado dentro del coche".

Debido a las manchas, efectuó un tipo de lavado especial en el que empleó siete horas, pero al terminar se dio cuenta de que aún desprendía mal olor, pero "no sabía el motivo", dijo.

El abogado de la acusación particular, José María Garzón, manifestó a los periodistas que tanto la declaración de esta empleada como el informe pericial son "pruebas fundamentales".

El letrado defensor, Javier Saavedra restó importancia al comportamiento del acusado durante la sesión, en la que se enfrentó al compañero sentimental de su exmujer, Cecilia Matilde King, mientras declaraba sobre las sospechas por las que ella lo denunció ante la policía, y dijo que es la actitud normal de una persona que se enfrenta a 34 años de cárcel. El juicio se reanudará el lunes con la declaración de guardias civiles.