Tomás Delgado Bartolomé quiso mantener hasta el final el pulso con la familia de Enaitz Iriondo, el joven ciclista al que mató en un accidente de circulación en agosto del 2004. Pero midió mal. Y perdió. La ola de estupefacción, primero, e indignación, después, que causó su decisión de demandar a los padres de la víctima para que fueran ellos quienes pagaran la reparación de los desperfectos que el accidente causó en su automóvil de gama alta --un Audi A-8-- acabó desbaratando sus impopulares pretensiones. Ayer, a la hora de la vista oral en el juzgado de instrucción número 1 de Haro (La Rioja), Santiago Gimeno, representante legal de Tomás Delgado, retiró la demanda civil.

El conductor ni siquiera apareció por Haro, aunque eran muchos, cientos, los que en la gélida mañana jarrera le esperaban a la puerta de los juzgados para verle la cara y, en el mejor de los casos, afearle su actitud. Eso sí, Tomás Delgado quiso dejar claro, y así lo refirió su abogado, que el desistimiento no obedecía a un súbito ataque de magnanimidad ni a una reconsideración serena del caso, sino al "sufrimiento" que le estaba causando la campaña de "presión y mancillamiento" de la que se siente objeto desde que el asunto salió a la luz. En nombre de su cliente, el letrado se permitió incluso una pequeña afrenta al acusar a los familiares de Enaitz Iriondo de haber orquestado y dirigido el acoso mediático contra el conductor. Y, gran pirueta final, anunció que se opone a pagar las costas del juicio.

"PEQUEÑA VICTORIA" Este último gesto, sobre el que deberá pronunciarse ahora la jueza encargada del caso, provocó extrañeza y consternación en la parte contraria. "Es insólito --comentó a este diario Francisco Gómez Llorente, abogado de la familia Iriondo--. Esperar hasta el último instante para suspender un proceso que ellos mismos han iniciado y pretender encima no hacerse cargo de las costas nos parece de risa". El detalle no consiguió, sin embargo, enturbiar la alegría de los padres de Enaitz, que después de tres años y medio de tragedia y sinsabores vivieron la jornada de ayer como "una pequeña victoria".

Una victoria que empezó a fraguarse cuando a las nueve y cuarto de la mañana Antonio Iriondo y Rosa Trinidad llegaron cogidos de la mano y fueron recibidos por una espontánea salva de aplausos de los allí congregados, que prorrumpieron en gritos de "¡ánimo!" y "¡a por él!". A la nutrida presencia de parientes, amigos y conocidos --dos autobuses repletos viajaron desde Durango (Vizcaya), donde reside la familia Iriondo-- se sumaron una animosa delegación de la organización Stop Accidentes y numerosos vecinos de Haro y poblaciones próximas. Todos deplorando los actos y las formas de Tomás Delgado, a quien esperaron en vano. "Si tiene vergüenza, estará escondido", sentenció una voz.

No menos tumultuosa fue la salida del juzgado, ya con la noticia de la retirada de la demanda escrita en los rostros sonrientes y emocionados de Rosa y Antonio, que anunciaron que ahora su "próxima meta" es reabrir por la vía penal el caso contra Delgado. En su día, el juez archivó la causa por entender que el atestado que la Guardia Civil hizo del accidente exoneraba de responsabilidad criminal al conductor, pero unos informes periciales encargados por la familia Iriondo sugieren que sí pudo haber infracción delictiva. "Yo creo que este hombre Delgado ha retirado la demanda porque ha visto los informes y se ha dado cuenta de que la cosa se le pone mal", comentó uno de los peritos que ha trabajado en el caso.

Esa es la opinión de Rosa y Antonio. "Con su ausencia, este señor ha demostrado que sabe que no tiene razón y ahora vamos a llegar hasta el final", pronunció la madre. Por el momento, el fiscal del Tribunal Superior de La Rioja, Juan Calparsoro, ha abierto diligencias informativas a fin de dilucidar si existe base jurídica para instar al juez a reabrir el caso penal.

Tomás Delgado tendrá que pagar la reparación del Audi A-8. Pero es posible que ese sea el menor de sus problemas.