La 14 Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP14) se inicia hoy en la ciudad polaca de Poznan con los tradicionales asuntos de discusión, empezando por los compromisos que deben aceptar las potencias emergentes, la importancia de frenar la deforestación o la necesidad de transferir tecnologías limpias a los países del Tercer Mundo, pero en el fondo pueden pesar más dos asuntos contrapuestos y nada simbólicos: por una parte, la nueva política ambiental anunciada por Barak Obama, presidente electo del principal contaminador mundial; por otra, la influencia que la crisis económica puede tener en las negociaciones. La cumbre de Poznan, que finaliza el día 12, espera la presencia de 8.000 personas de 190 países.

Aunque no siempre pregone con el ejemplo, la Unión Europea se presenta como el adalid de las políticas ambientales y sigue postulando un ambicioso calendario para reducir aún más las emisiones de CO2. Oficialmente no tiene en su seno voces discordantes y sigue apostando por la filosofía del Informe Stern, es decir, la crisis financiera no debe entorpecer los progresos porque sino los males serán peores a largo plazo.