Casi dos días. Ese es el tiempo que pasó solo, Jaime, el niño de 8 años con parálisis cerebral que fue hallado muerto por su padres el lunes en su casa de Sevilla. El juez envió ayer a prisión a la niñera que se encargaba de él y que, el sábado por la noche, tras acostarlo, decidió irse a una discoteca, donde perdió las llaves de la vivienda. La joven, una boliviana de 20 años, no tiene permiso de residencia, por lo que no se atrevió a denunciarlo ni a llamar a un cerrajero.

A la cuidadora se le imputó un delito de abandono del menor e imprudencia temeraria con resultado de muerte. Junto a ella prestó declaración un ecuatoriano de 19 años al que, supuestamente, conoció en la discoteca y con el que intercambió las llaves de la vivienda como prueba de su incipiente relación. La cuidadora le perdió de vista y aunque estuvo buscándole por la zona, no le localizó, por lo que no pudo regresar a casa. Pese a que el chico insistió ayer en su inocencia y en que solo la sacó a bailar, el juez le dejó en libertad con los mismos cargos que su compañera y la obligación de comparecer en el juzgado los días 3 y 17 de cada mes.

El abogado de oficio que asistió a ambos explicó que, según la asistenta, Irene C.C., el sábado por la noche se fue a bailar y conoció a José Milton M.S., que se comprometió a llevarla a casa y cuando ella se retiró al baño, y bajo los efectos del alcohol, le dejó las llaves como prueba de que volvía en unos minutos, a lo que él respondió dándole su tarjeta de la Seguridad Social.

El lunes, sobre las 16.30 horas, recibió una llamada de los padres alertándola de que llegaban esa tarde tras pasar el fin de semana en Ceuta. En un ataque de pánico, empezó a llorar y se inventó que su madre había muerto y que tenía que irse para justificar su ausencia de la vivienda. Poco después quiso contactar con la familia, pero no pudo.