Los estafadores que se dedican a duplicar tarjetas de crédito en cajeros automáticos son jóvenes muy bien preparados y con importantes nociones en informática. Las últimas bandas desarticuladas en Barcelona y Madrid estaban integradas, mayoritariamente, por ciudadanos rumanos. Este tipo de delincuentes reenvían a su país el 90% de las ganancias conseguidas.

Entre los métodos que emplean figura el epo cazabilletes en el chapucero dispensador de dinero. El mecanismo está oculto en el cajero y en el momento en que ha de salir el dinero, éste queda atrapado ante la perplejidad del usuario, que cree que el cajero no funciona y que el dinero quedó dentro. Cuando la víctima abandona la sucursal, el delincuente retira el cepo con los billetes. La última novedad tecnológica para duplicar tarjetas de crédito consiste en abrir un cajero automático, manipularlo e insectar en su interior dos chips electrónicos que copian la información de las tarjetas que operan en ese dispensador de billetes, y sus números claves o PIN.