La demolición de los restos del edificio Windsor de Madrid ha llegado a su fin justo cuando ayer se cumplían seis meses del espectacular incendio, lo que supone un adelanto de cuatro meses sobre el plazo que se había previsto. Las grúas que han desmontado el rascacielos ya han sido retiradas, con lo que se culmina una de las operaciones más complicadas de la historia de los grandes incendios. El próximo día 31 se abrirá al tráfico la calle de Raimundo Fernández Villaverde, cuyo firme tendrá que ser reparado.

El plan de demolición, que se presentó el pasado 25 de febrero, preveía que la obra no tenía "plazo preciso de ejecución", aunque se consideraba probable "un intervalo de entre 10 y 11 meses". Dicho plazo comenzó a antojarse corto cuando, apenas iniciadas las obras, las grúas tuvieron que parar como consecuencia de sucesivos temporales de viento en un invierno especialmente crudo en Madrid.

El desmontaje de las cuatro grúas comenzó el pasado miércoles. Para trasladarlas se utilizarán camiones tráiler y vehículos de transporte especial, dado el tamaño de las estructuras (cerca de 140 metros de altura) y su elevado peso (entre 300 y 500 toneladas). La maquinaria montada era tan espectacular que las grúas se divisaban desde decenas de kilómetros.

La asociación de comerciantes afectados por el incendio del Windsor demandará en septiembre a las aseguradoras de las empresas radicadas en el edificio y de los propietarios.