Para este año que acaba de comenzar tengo varios deseos. Sé que algunos son complicados, pero no voy a desesperar. Dicen que cuando uno desea las cosas con fuerza los anhelos terminan haciéndose realidad. Y eso fue lo que le tuvo que pasar al señor Gorsky. Cuando el astronauta Neil Armstrong pisó la Luna pronunció dos frases, la primera se transformó en una famosa cita: "Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad", la segunda se convirtió en un enigma: "Buena suerte, señor Gorsky". Nadie conocía la identidad del tal Gorsky ni la razón de la frase, algo que inquietaba a muchos. Además, cada vez que interrogaban a Armstrong acerca de su significado, éste se limitaba a sonreir y callar. No fue hasta 1995 cuando se desveló el misterio. El señor Gorsky había fallecido y el astronauta entendía que ya podía explicar su frase. De niño, jugando al béisbol en el patio de su casa, la pelota fue a parar junto a la ventana del dormitorio de sus vecinos, el señor y la señora Gorsky. Cuando Armstrong fue a recoger la pelota escuchó a la señora Gorsky gritar a su marido: "¿Quieres sexo oral? Tendrás sexo oral cuando el hijo del vecino se pasee por la Luna". Esta historia demuestra no sólo que los deseos se cumplen, sino que hay que tener mucho cuidado con lo que se promete, porque cualquier hijo de vecino puede joderte bien (Zapatero debería tomar estos días buena nota de ello). Con este año que acaba de empezar yo, entre otras cosas, deseo con todas mis fuerzas que alguien ponga un poco de cordura entre vecinos e hijos de vecinos en la Franja de Gaza (hay cosas que dan miedo, como que la Estrella de David sea la insignia bajo la que se comenten ciertos actos). Y también deseo no tener que esperar a que alguien pise la Luna para que se cumpla.