Ni veinticuatro horas. En menos de un día el último vídeo de Rosalía suma tres millones de visitas en Youtube. Mías son cien. Y a estas alturas de sábado quizá doscientas ya. El clip era trending topic en Twitter antes incluso de estrenarse y se convirtió en viral en solo horas. Sin duda su fenómeno fan es digno de estudio. Es la reina Midas de la red, lo que toca lo convierte en oro. ¿Su clave? Habla la lengua que entiende la generación millennial, la de internet, la que ha cambiado la manera de ver las cosas. Desirée Delgado (Madrid, 1985) también esperaba a ver el famoso vídeo este jueves. «Es una fuera de serie». Si alguien que habla el mismo idioma que Rosalía es ella. La extremeña habita entre likes, reviews y muletillas que hay que explicar a madres, abuelas y a la real academia de la lengua. Vive en Youtube y es capaz de ganarse la vida creando contenido para redes sociales, una profesión con pocos años de vida aún. Sus vídeos son vistos por millares de personas, giran por el mundo y vuelan hasta Latinoamérica. Y todo lo hace sin moverse de su estudio de Badajoz.

Desirée forma parte de ese mundo paralelo que vive dentro de una pantalla y que muestra al mundo sus virtudes. La suya es que puede ser lo que quiera. Dice que es hija de Obi Wan Kenobi, el jedi de La guerra de las galaxias. Un día es Wonder Woman, otro es Lara Croft y al siguiente una sirena. Depende. Conoció a Marie Kondo, ahora de moda por ser la musa del orden, antes incluso que Netflix. «Leí un libro suyo, recomendaba a amigos cómo ordenar los calcetines y decidí hacer un vídeo». Es el más visto de su canal. Casi un millón de clics. Pero de eso hace ya tres años. Ahora gana admiradores con tutoriales en los que enseña técnicas para aprender a retocar imágenes con programas de ordenador. Es lo que todo millennial aspira a ser, una suerte de superheroína.

Nació en Madrid pero se considera extremeña. De hecho, recuerda sus primeros años en la capital como algo «anecdótico». En Badajoz disfrutó sus primeros veranos pero a los nueve años se trasladó definitivamente por el trabajo de sus padres y desde entonces es su casa. El dibujo le interesó desde pequeña. «Desde que tengo memoria recuerdo dibujar, lo hago desde siempre». Con los años encontró en la fotografía su álter ego y ahora combina ambas disciplinas. Dispara el objetivo y luego pinta sobre la captura durante horas hasta que parece una pintura hiperrealista. En sus vídeos muestra el proceso y deja claro que detrás de todo eso «hay mucho trabajo». Elaborar un vídeo puede llevarle horas. «Antes tardaba más tiempo, ahora puedo pensar la idea, grabar y montar en un día». Para eso tiene que organizarse porque trabajar entre las mismas cuatro paredes en las que duermes es una lucha contra la procrastinación y los obstáculos. Menos mal que su perro Bruce la ayudó a salvarse del sedentarismo.

Tiene claro que para triunfar en internet no hay claves. Es caprichoso el algoritmo de la red. Lo que crees que funciona no lo hace y al contrario, pero Desirée está segura de que una de las llaves para llegar a la gente es «ser sincero, la gente ve lo que es auténtico». Quiere alejarse del halo pomposo de celebridad que rodea a los youtubers, las estrellas de la nueva era, pero lo cierto es que la reconocen por la calle. «Un día estaba en Primark y una chica me paró cuando compraba un pijama, yo ahí entre la ropa interior y las pantuflas y me dijo que le gustaba mucho mi trabajo». No le abruma esa realidad pero le hace consciente de la responsabilidad que tiene de cara a los demás. Y sobre todo si su público mayoritario son los jóvenes. Aunque también llega a otras edades. «Sorprendería la gente que consume mi contenido, amigas de mi madre hablan de los vídeos».

A pesar de su éxito virtual, tiene los pies sobre la tierra. Es consciente de que su burbuja puede estallar pero no tiene miedo. «Nuestra generación tiene una capacidad extraordinaria para adaptarse al cambio, hemos vivido todo muy rápido». Ella por si acaso pisa con pies de plomo y mira de reojo a Black Mirror, aquella serie distópica que muestra los horrores de la era digital. «Después de internet ya nada volverá a ser igual». De momento le agradece. Internet ha abierto las puertas, las suyas. Ahora es en Youtube y es Wonder Woman. A saber qué será mañana.