"Creemos que es útil y conveniente para la seguridad vial volver a la situación anterior". En estos términos se manifestó ayer el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para justificar una de las decisiones que se ha tomado al reformar la ley de tráfico y seguridad vial, la de prohibir el uso en vehículos de sistemas de detección de radares. Los inhibidores, que sirven para no ser detectado por el radar, ya eran ilegales. Pero en el 2009 se abrió la puerta a los detectores, que avisan al conductor de que se está acercando a un radar que controla la velocidad. Ahora se castigará llevar uno de estos detectores con una multa de 200 euros y la pérdida de tres puntos del carnet de conducir.

El Gobierno constata la obviedad de que los detectores de radares que durante los últimos tres años sí han podido ser utilizados sirven para eludir el cumplimiento de los límites de velocidad y recuerda que es precisamente el exceso de velocidad lo que constituye la principal causa de los accidentes de tráfico.