La policía alemana detuvo ayer a una mujer de 39 años sospechosa de haber asesinado a sus nueve bebés. La presunta parricida escondió parte de los restos en macetas de flores, donde fueron encontrados por una persona que hacía la limpieza.

Los hechos se registraron en la localidad de Brieskov-Finkenheerd, ubicada al oeste de Alemania y cercana a la ciudad de Francfort del Oder. Los bebés asesinados habrían nacido entre 1998 y 2004. La fiscalía inició las investigaciones el domingo cuando se recibió la denuncia.

La policía inició ayer una amplia búsqueda en el lugar, con un equipo formado por un medio centenar de expertos, ante la sospecha de que se pudieran encontrar más restos de bebés asesinados. El suceso ha conmovido a la pequeña localidad, donde viven unas 2.700 personas y según los expertos, el caso es uno de los más extraños y terribles de la historia policial alemana.

El portavoz de la policía de Bieskov-Finkenheerd, Peter Salender, dijo que los agentes encontraron los restos en recipientes de plástico, cajas y maceteros, cubiertos con arena y tierra. Los recipientes estaban al aire libre en el patio trasero de casa.

SEPARADA La policía no facilitó la identidad de la madre sospechosa y tampoco informó de si habría dado a luz otros bebés, pero sí confirmó que había estado casada y que después de un tiempo se separó. Tampoco existe una información contrastada de si la mujer ha mantenido una nueva relación.

Los psicólogos consultados coincidieron en que es una situación provocada por un profundo desequilibrio mental, agudizado por la marginación en la que vivía la mujer. Los vecinos del lugar dijeron que jamás habían sospechado nada y se manifestaron sorprendidos. Uno de ellos dijo que la mujer ha vivido siempre en la misma casa. "Junto a sus otros hermanos fue educados de forma muy religiosa", añadió. La presunta infanticida vivía en la casa con su madre, una hermana mayor y la pareja de ésta.