THtace escasas fechas se celebró en Bélgica el día 'sin calzones', una jornada reivindicativa en la que se invitó a todos los varones a no llevar calzoncillos como protesta por la castración de los cerdos que se realiza en ese país para fomentar su engorde. El lema no podía ser más explícito y claro: "Déjalos colgar". El objetivo era mostrarse solidario con los cinco millones de guarros que son castrados cada año sin anestesia en este civilizado país de la avanzada Europa de nuestros pecados. También se incitó a las mujeres a esconder la ropa interior de los hombres al objeto de que no la encontraran. La castración, según los belgas, evita la agresividad de los gorrinos e impide malos olores y sabores cuando se concinan partes del cuerpo de un verraco sin castrar. Efectivamente, existen alternativas no dolorosas a la castración. No sé qué tal es la vida de los cerdos en Bélgica. Me temo que es estabulada y nada que ver con nuestras extensas dehesas donde las bellotas caen por doquier. A un mes escaso de la Feria de Zafra ya deben estar engordando los cerdos ibéricos que se presentarán en los concursos oficiales. Sé que en la totalidad de las industrias del porcino extremeñas son muy escrupulosos con el sacrificio de los animales. Es curiosa la obsesión por quitarse los calzones. Recuerdo cuando Rajoy le pidió a Zapatero un encuentro a 'calzón quitado'. La verdad es que podrían hacerlo en Bélgica y así protestar por la castración allí de los cerdos. De momento, a mí lo que me gusta es el jamón ibérico extremeño y me lo como con calzón y sin calzón. Sabe igual de bueno en ambas circunstancias. Refrán: Al cerdo más ruin, se le da la mejor bellota.