Ante una desigual y complicada en diversas fases corrida de Daniel Ruiz, Morante de la Puebla, Roca Rey y Ginés Marín ofrecieron argumentos y momentos de brillantez en el cierre de una feria que ha sido muy exitosa en lo artístico. El sevillano cortó una oreja al primero, el peruano las dos del quinto, y el oliventino una y una, por lo que los dos últimos salieron a hombros.

No muy ancho de sienes pero serio por delante el primero, al que Morante de la Puebla cuajó cuatro verónicas y la media, bellísimos los lances. Comenzó la faena con muletazos por arriba pero cadenciosos, acompañaba con la cintura. Primera serie en redondo, toreaba despacito, el trazo desde media altura hacia abajo, parecía un toro mexicano. Al natural, tardeaba y medía, aguante de Morante. Serie con la diestra sublime. Ayudados por alto al final, fue esa una obra de arte medida, sin que faltara nada, torerísimos los desplantes. Morante más Morante que nunca. Pinchazo y estocada atravesada y caidilla. Oreja que dejo gran sabor.

El cuarto no humilló nunca, era muy deslucido y, aunque el sevillano lo intentó, tuvo que desistir.

Muy deslucido fue el primero de Roca Rey, al que no pudo armar faena. También, y como toda la corrida, el quinto era alto de agujas. Feo, fue un toro bruto que desarrollo genio a lo largo de toda su lidia.

Comenzó el peruano la faena con pases por arriba a pies juntos y el cambio por la espalda. Lo consentía, le corría la mano pero al animal le faltaba final. En los medios, le dio sitio y brotó la serie en redondo de mucha verdad, cinco muy ligados y la voltereta al rematar con el de pecho. Emoción, él solo se hizo el quite al rodar. Toreaba Roca Rey muy embraguetado, se pasaba muy cerca al animal. En esas comenzó a sonar el pasodoble Manolete cuando se echó la muleta a la zurda. Al natural, aguante, el toro soltaba la cara al final del muletazo. Toro muy complicado y torero muy valiente, de mucho consentir, de mucho aguantar, de no volver nunca la cara. En los medios, arrimón, un lío. Bernadinas de infarto y aviso ante de entrar a matar. Gran estocada y dos orejas.

Verónicas cadenciosas rematadas con una buena media de Ginés Marín al tercero. Quite por gaoneras ajustadísimas, valor del torero. Comienzo de faena, pases por arriba a pies juntos y el cambiado por la espalda. En redondo, muletazos limpios, le faltaba transmisión al astado. Toques firmes para fijar una embestida distraída. Al natural, faena que aumenta, serie a más, muletazos largos y profundos. Gran tanda con la zurda, la pureza y la belleza del natural, muy ligada y expresiva. Circulares, transmitía el torero lo que le faltaba al toro, muy bien rematados con el de pecho. Bernadinas finales casi en los medios, enfibrado en el remate de dos pases de pecho que levantaron un clamor.

El sexto fue otro toro reservón. No quería humillar y no colocaba la cara. El comienzo de faena fue efectivo y estético, rodilla genuflexa, sometiendo al animal. Con la diestra, aguante del diestro, toro reservón que derrotaba tras el embroque y no regalaba nada. Solo a base de colocación y aguante pudo desgranar Ginés una faena muy meritoria.