La sentencia del Tribunal Supremo de EEUU, que rechazó el lunes el recurso en el que los abogados del Vaticano alegaban que el Papa no puede ser investigado por casos de pederastia eclesial por inmunidad, abrió nuevos escenarios que pueden causar graves problemas al Estado pontificio. Ayer era la fiesta de san Pedro y nadie en la Santa Sede comentó oficialmente la resolución aunque, de forma oficiosa, fuentes de la curia romana reconocieron que, probablemente, se les avecinan nuevos problemas de imagen. "La sentencia no significa que estuviéramos equivocados, sino que por ahora el caso no puede ser examinado a nivel del Tribunal Supremo", dijo Jeffrey Lena, abogado de los intereses vaticanos. "Llevaré al Papa al tribunal", sacó pecho por su parte Jeff Anderson, el letrado de varias asociaciones de víctimas de abusos, que presentó la primera demanda en el 2002. La vista oral puede proseguir ahora, pero si el tribunal local admitiera una citación del Papa como testigo o corresponsable de los abusos, intervendría de nuevo el Tribunal Supremo, ya que Benedicto XVI es también un jefe de Estado.