Después de años de dolores, de dificultades para quedarte embarazada o de reglas insufribles, te diagnostican una enfermedad que no conoces: la endometriosis. Se trata de una dolencia que afecta a las mujeres durante su vida reproductiva. Ocurre cuando el endometrio se sitúa fuera del útero, afecta a entre el 10% y el 15% de mujeres y hoy en día aún sigue silenciada.

A Germania Mora le detectaron endometriosis hace 10 años. Ha pasado por dos operaciones y dos procesos de fecundación in vitro que resultaron fallidos. Le diagnosticaron la enfermedad tras visitar a su ginecólogo, ya que no conseguía quedarse embarazada. El médico la envió a una clínica de reproducción asistida sin detectarle la dolencia. Entonces decidió cambiar de ginecólogo y este sí le detectó la enfermedad y optó por operarla. Sin embargo, ese doctor no conocía bastante la endometriosis y se echó atrás cuando ella ya estaba anestesiada y con las incisiones hechas. «Entré con la ilusión de salir sin dolor y de poder ser madre. Salí igual», relata con rabia. «Durante la regla iba drogada. Tomaba morfina y me quedaba en la cama durante días. Mi dolor era anormal», explica Germania, quien añade que su marido tenía que ducharla, vestirla y hacerle todas las tareas. Sufría hinchazones provocados por la propia enfermedad: «Llegué al extremo de ponerme ropa de premamá, me hinchaba hasta parecer una embarazada».

Después de dos años de operaciones y fecundaciones fallidas acudió al psicólogo: «He tenido que pasar un luto para aceptar que no podíamos ser papás». Actualmente lleva un DIU y un implante subdérmico, pese a que reconoce que el dolor, a veces, aparece de nuevo.

Otro caso de error clínico es el de Eva Berrocal, a quien le detectaron la enfermedad con 38 años. Ha pasado dos veces por quirófano, que también la dejó sin poder ser madre. Eva explica que antes de que supiera sobre la enfermedad, había tenido algunas reglas dolorosas. Sin embargo, los médicos le decían que era «normal» y lo justificaban diciendo que siendo madre se le pasaría.

Operación errónea

Su primer contacto con la enfermedad fue de casualidad. Ingresó en hospital por estrés y le detectaron una infección en la trompa izquierda por la que tuvo que ser operada. Ella sigue sin saber lo que pasó, ya que salió sin el ovario y la trompa derechos. «Tienes endometriosis. No tendrás hijos y tomarás pastillas anticonceptivas», le dijeron.

La operación no sirvió de nada, asegura. Su menstruación no mejoró y empezó con vómitos y dolores. Se trasladó a Barcelona para acudir a la unidad especializada del Hospital Clínic. Allí le diagnosticaron endometriosis en el útero, que le afectaba directamente al intestino. Entró de nuevo en el quirófano y salió sin el único ovario que tenía y con la conclusión de su doctor de que el ovario y la trompa derecha, que le extirparon en la primera intervención, no estaban tan afectados como para ser extirpados.

Eva lamenta la falta de especialistas: «He ido a urgencias y me han dicho que tengo los ovarios muy bien, cuando no tengo». En su queja añade la falta de concienciación social: «Siempre hay alguien que te dice: ‘Tranquila, puedes adoptar’». Su problema que desconoce cómo evolucionará la enfermedad y si sufrirá más de los intestinos. Además, tiene problemas de indigestión y muchos gases, que intenta aliviar con una dieta especial.

Ella y Germania sufren además menopausia química provocada por hormonas y operaciones. «Decidí no tomar más pastillas. Nos inflan a hormonas. Hay mujeres a las que les dan tratamientos para el cáncer de próstata», denuncia Eva. «Somos ciudadanas de segunda».

Esta misma denuncia la hace Eva Antúnez, una paciente a la que le detectaron endometriosis con tan solo 20 años. No ha pasado por quirófano y tiene dos hijos.

«Es muy triste no saber qué tienes». Ella es sanitaria y asegura que eso la ha ayudado a controlar mejor la enfermedad. Empezó con las anticonceptivas de muy joven y no ha sufrido apenas dolor, mas reconoce que sí sufría dolores en las relaciones sexuales.

Su dolor apareció al dejar las pastillas para ser madre. «Entre embarazo y embarazo sufrí menstruaciones que me dejaban en la cama». Su caso demuestra que no hay tratamiento para la enfermedad, solo tomar hormonas.

El segundo embarazo la salvó de la operación, pero tuvo que dejar de dar el pecho muy temprano para empezar de nuevo con las pastillas. Ahora lleva una vida normal, tomando pastillas y con controles anuales. Su relación con la enfermedad no es tan dolorosa como la de otras, pero ella lucha para reclamar la necesidad de más especialistas e investigaciones. Las tres forman parte de la Asociación de Afectadas de Endometriosis de Catalunya, donde trabajan para difundir la enfermedad y acompañar a las afectadas en su proceso. Cristina Guruchaga, presidenta de la entidad, lamenta que no hay estudios sobre cuántas afectadas hay en España.