Felicísimo Maidé, el vecino de Sueca acusado de disparar mortalmente a un agente de policía local, pasará hoy por la tarde a disposición judicial mientras el funcionario abatido fue enterrado en su pueblo natal, Fortaleny, que ayer casi dobló su población habitual para despedirle.

Más de 1.500 personas, entre ellas guardias civiles y policías locales de diversos municipios vestidos con sus uniformes de gala, dieron el último adiós al cadáver de Tomás Catalán, agente de Sueca que falleció el pasado sábado tras los disparos efectuados por un hombre que se atrincheró en su casa con una escopeta de caza y amenazaba con quitarse la vida al creer que su esposa le había sido infiel.

El féretro con los restos mortales de Catalán fue llevado a hombros por diversos agentes de la Guardia Civil y compañeros de Sueca, mientras la Generalitat ha anunciado ya la próxima concesión de la medalla al mérito policial a título póstumo.

Previamente al entierro, el Ayuntamiento de Sueca había instalado una capilla ardiente con el cadáver de Catalán, por la que desfilaron cientos de personas como homenaje a su funcionario muerto en acto de servicio.

El alcalde, Salvador Gil, manifestó a Efe que "debería modificarse" la legislación que regula la concesión de licencias de armas y ejercer un mayor control sobre los permisos, ya que, su juicio, "se ha demostrado que personas con el perfil psicológico de Felicísimo Maidé no deberían poseerlas". Maidé poseía licencia de armas tipo E, válido para escopetas de caza.

Catalán, que tenía 35 años, estaba casado y tenía una hija de 3 años, cayó muerto a las diez de la noche.