TBtastante complicada se le presenta la supervivencia a millones de personas en el mundo para que venga un necio a querer demostrarnos que existe dignidad en la miseria. Mark Boyle , un economista irlandés se ha ido a vivir a una caravana con el propósito de demostrar que se puede vivir con decoro sin gastar un solo euro. Dice que estará un año cocinando en un hornillo de leña, buscando comida en los contenedores, moviéndose en bicicleta, haciendo sus necesidades en un agujero en el suelo y con agua para la ducha calentada mediante placas solares. Se le olvida al economista que no así, sino mucho peor, sobreviven millones de seres humanos: no tienen hornillo, ni caravana ni bicicleta y mucho menos placas ni agua que calentar con ellas. Sólo tienen en común el agujero y el rebusque de la comida por otros desechada.

No salía de mi asombro cuando leía la noticia sobre la experiencia con la que, al parecer, quiere demostrar los errores de los principios del capitalismo. ¡Cretino! No demostrará nada porque si se pone enfermo, cosa poco probable a sus veintinueve años, irá a un hospital de un país desarrollado, nada que ver con la atención inexistente para los millones de supervivientes del mundo y, sobre todo, si se cansa de tamaña estupidez, puede irse tranquilamente a casa sin más rasguño que su orgullo herido. Por supuesto, nada que ver con los millones de personas que no pueden dejar la miseria atrás porque la miseria es su vida y en ella tienen su cobijo.

Me parece el tal Mark Boyle es un esnobista que tiene por cabeza una jaula de grillos. Otro que quiere dar lecciones desde la seguridad que le proporciona poder recurrir, en cualquier momento, al sistema que le protege.