La actividad sexual de los adolescentes es, posiblemente, la conducta humana que más ha variado en España en los últimos años. La edad de inicio de la primera relación completa se sitúa en la actualidad en los 15,8 años en las chicas y en los 15,5 en los chicos, seis años antes que la generación que tenía esas edades hace medio siglo, indica un estudio realizado por el Hospital de Sant Joan de Déu.

En paralelo, se ha multiplicado por 12 la población de entre 13 y 18 años que practica sexo: ahora lo hacen el 16,7% de los adolescentes españoles. En los extremos europeos se sitúan los jóvenes de Croacia, país en el que un 14% de los adolescentes se inician en la sexualidad hacia los 15 años, y Gran Bretaña, donde lo hacen un 38%. Ellas siempre son más activas que ellos en este tema, añade el trabajo: las adolescentes de 15 a 18 años matienen, como media, nueve encuentros sexuales completos al mes, frente a las ocho relaciones practicadas por los chicos de esas mismas edades.

Durante toda la adolescencia, la conducta sexual más extendida es la que los sociólogos denominan "monogamia seriada", es decir, los adolescentes cambian con frecuencia de pareja sexual pero, el tiempo que dura cada relación son fieles a su pareja. Monógamos. Los chicos cambian antes de pareja que ellas: un 66% de las adolescentes permanecen más de seis meses con la misma pareja, frente al 45% de los chicos. En el tiempo que duran esas relaciones lo predominante son los encuentros sexuales puros, quedando muy relegado el aspecto afectivo.

MODERADOS "Los adolescentes españoles se encuentran en la franja conservadora en relación a sus colegas del resto de Europa", indica el doctor Josep Maria Lailla, coautor del estudio y responsable del servicio de Obstetricia del Sant Joan de Déu. Iniciarse de forma saludable en la vida sexual es determinante, añade Lailla, para el desarrollo de la identidad, la autoestima y el autocontrol frente a determinadas conductas. "La sexualidad de una persona tiene un valor esencial en el momento de definir su género como individuo: el hecho de ser hombre o mujer", afirma.

La educación sexual recibida influye de forma decisiva en las cifras de embarazos no deseados que se producen en un país, indica el trabajo. "Solo las sociedades que incluyen en su sistema educativo la educación sexual han logrado reducir el número de embarazos no queridos", señala el doctor Ezequiel Pérez Camp, presidente de la Sociedad Española de Contracepción. También en esto España se sitúa en la media, frente a Gran Bretaña, que registra la tasa más elevada de embarazos en adolescentes (50 por cada 1.000) y Japón, que apenas tiene uno no querido por cada 1.000 jóvenes.