Nacer, sé que nací, porque estoy aquí. Pero, por qué, no me lo ha explicado nadie. Tampoco me dieron a elegir..., ya que has nacido, deberías recibir un pequeño libro de instrucciones donde te explicaran qué es el mundo, qué son las ideas y los sentimientos, qué ha pasado antes de que llegar... pero nada... te sueltan y ya estás aquí.

Y no puedes preguntarte ni para qué naces o dónde naces, y aprendes lo que te enseñan, pero no tienes opciones, no has elegido la fecha, ni el sitio y menos aún el futuro. Eres un ser inerme fruto del amor, de la pasión o de las circunstancias, al que le toca descubrir todo lo que tiene por delante.

No estás cualificado para nada, no sabes de dónde vienes, ni a dónde vas, eres un recién nacido, sin facultad alguna, que depende de los demás, de dónde nacieras, de las posibilidades de los padres, de la economía del momento, en fin, de los designios de Dios.

Pero ya está aquí. ¿Y ahora qué?

Pues muy buenas, estoy aquí porque he llegado, perdone que no me presente, pero es que no sé quién soy, ni quién voy a ser, es más, no sé siquiera si voy a seguir, o cuánto tiempo voy a estar aquí, simplemente he llegado, pero ni siquiera soy consciente de ello. Soy un niño, como todos, que llora para comer, cuando le duele la tripa, cuando tiene gases, pero que está fuera de juego, a vuestra merced, sois los padres y la Sociedad los responsables de mi futuro.

¿Qué es el futuro? No lo saben ni los padres, que no conocen bien el presente ni el pasado. A mí no me dieron a elegir una familia, ni una época, ni una Sociedad, yo llegué donde me tocó, y cuando nací.

Porque nacemos adjudicados, de forma absolutamente irrevocable, y quizás eso es lo bonito de la vida, que te obliga desde la más tierna infancia a ser consciente de dónde estás, dónde has caído, que no eres rico, ni guapo, ni atlético, ni muy inteligente, y que tienes que aprender a valerte con los escasos recursos que te quedan.

Al cabo de los años te das cuenta de que la época en que naciste no es la peor, sólo hay que repasar la historia, luego tampoco es para quejarse; ahora tenemos más posibilidades de tener una casa, coche, calefacción, y algunos hasta trabajo... Fue peor la prehistoria y fue peor la época de guerras constantes por la subsistencia, fueron peores las guerras mundiales y el nacismo, fue peor el constante desprecio a los Derechos Humanos.

Te das cuenta también de que, aunque pudieras, no cambiarías nunca a tu familia, padre, madre y hermanos maravillosos, con verdadero sentido de familia y unidad, que nos han hecho superar problemas que, en otro caso, hubiera sido inimaginable.

Esa educación y enseñanzas de la niñez quedan grabadas en tu corazón y en tu alma, y a partir de ahí sólo puedes desarrollarlas, pero nunca traicionarlas.

Por todo ello, cuando miras hacia atrás y piensas un poco en el futuro, en que tú también has incurrido en el mismo error de traer nuevos hijos a este mundo, no te arrepientes, porque piensas que algún día ellos llegarán a las mismas conclusiones que tú, en el sentido de que nuestro destino no está marcando, nos lo marcamos nosotros con los actos y conductas de cada día, desarrollando lo que hemos 'mamado' y aprendido, esforzándonos en el trabajo diario y en hacer o tratar de hacer un Mundo mejor.