TLtas estrategias se emplean sobre todo en la guerra, es decir, casi todos los días. Porque las guerras pueden ser pequeñas o mayores, pero nos salpican semana tras semana. Para muestra, esta semanita de borrascas en la que se han hecho imprescindibles. Las hay domésticas o conflictos bélicos de verdad, pasando por simples enfrentamientos sociales. Hay gente y grupos profesionales de la estrategia que venden sus servicios y suelen llamarse asesores o consejeros. Su importancia varía según el rango del conflicto en el que intermedien y los resultados obtenidos en la intermediación. Bien entrenados, manejan las armas y la estrategia adecuadas y son lo suficientemente ágiles como para ir cambiándolas, porque en cualquier táctica el factor sorpresa es un elemento fundamental. Ahí tienes a los controladores, mal asesorados, derrotados precisamente por confiar en un método manido: chantaje y parón aéreo. El enemigo, sobre aviso, lo tuvo claro y, usando de estrategia claramente militar, de momento, va dos a uno. En esto del informe PISA que se refiere a la educación en los países y regiones de la OCDE, la Junta de Extremadura ha optado por emplear la ignorancia, es decir, en no permitir que sus datos se conozcan. Que la ignorancia es un arma lo sabe todo el mundo. Y que la usan los que se pasan de listos y los que tienen pánico a saber, miedo a que se sepa, algo que ocultar. Mantener en la ignorancia a un colectivo, o a más de uno, puede dar para mucho. Ignorar la realidad, también. Pero, difícilmente, una estrategia así de burda puede llegar a ganar una guerra tan trascendente como la de la educación de un pueblo. Toca cambiar de asesor, de consejero, de estrategia.