Ya se sabe que el verano es tiempo de amores. Que si la paella, que si la siesta, que si los cuerpos al sol. Todo predispone al contacto humano. Por lo general, las vacaciones son tiempo de pasiones intensas, pero cortas. Aunque en algunos casos, los amores de agosto continúan en invierno. Pero siempre hay excepciones: la más espectacular es la historia que están viviendo, en plan revival, María Eugenia Martínez de Irujo (en la foto, en Ibiza, el mes pasado) y su marido de derecho, aunque no de hecho, Francisco Rivera Ordóñez.

DOS AÑOS DE SEPARACION

La pareja, que se casó en Sevilla, el 23 de octubre de 1998, y vive separada desde hace casi dos años, se ha reconciliado. En el marco incomparable de Ibiza, Fran y Eugenia han dado vía libre a sus sentimientos justo en el momento en el que unos avispados paparazzi los tenían en el punto de mira. Hoy se harán públicas, en las revistas de corazón, las imágenes que confirman que la pareja ha decidido intentarlo de nuevo.

Fran, con esa cara de niño bueno y esa aparente formalidad de traje y corbata, es un chico inquieto en amores. Su historia con Eugenia ha vivido varias etapas. Fueron novios una temporada, pero la aristócrata se cansó de que la alternara con otras y le dejó. Luego le perdonó y acabó casándose con él en aquella memorable boda que aportó una aún más memorable foto de familia.

¿Cómo olvidar a ese Ernesto Neyra, a la sazón casado con Carmina Ordóñez, madre y madrina de novio, disfrutando como un cerdo en un charco? El, un bailarín de segunda fila, había conseguido ser la envidia de media Sevilla al entrar como invitado y no como palmero en ese templo de la aristocracia que es el palacio de Dueñas, donde se celebró el banquete.

La cara de satisfacción de Neyra contrastaba con la de palo del fallecido Jesús Aguirre, duque de Alba consorte, quien no acababa de entender qué hacía él en aquel circo. Completaba el grupo el gran Paquirrín, hermano de Fran por parte de padre, cuya presencia en el enlace marcó el inicio de la reconciliación entre los hijos de Carmina y el hijo de Isabel Pantoja.

AFICION A LAS SEÑORAS

Fran y Eugenia tuvieron una niña, llamada Cayetana, como la abuela Alba, y algunos problemas, derivados de la afición a las señoras del torero. El matrimonio acabó por separarse, pero poco, ya que nunca iniciaron los trámites legales para poner fin a su unión. Fran pidió público perdón a su mujer y ésta le exigió no sólo arrepentimiento, sino propósito de enmienda. Ahora han empezado la tercera fase de su relación. Porque aún se quieren o porque, a veces, más vale malo conocido que bueno por conocer.