No hicieron falta radiografías, pruebas ni análisis. Al médico, que estaba tranquilamente en su casa, le bastó echar una mirada al político que hablaba en la televisión para descubrir que aquel hombre tenía un problema. El objeto de su atención era el secretario irlandés para Asuntos Exteriores, Conor Lenihan, quien poco antes de Navidad participaba en un debate televisado. Al día siguiente, el político recibió en su despacho en Dublín la llamada de un cirujano del University College, un hospital en la región de Galway, al oeste de la isla. El doctor quería informarle de la presencia de un tumor que le había detectado a la altura de la mandíbula, viéndole en la pequeña pantalla.

El consejo

En aquella conversación, el doctor le rogó que no perdiera el tiempo y le recomendó un especialista en el Mater Hospital de la capital. "Sufrí un shock cuando me llamó a la oficina y me dijo: ´Será mejor que te lo mires´´", explica el político, que por supuesto se había percatado de algo raro en su rostro, pero no le dio importancia, creyendo que era un quiste. "Sabía que tenía algo en la cara, pero he tenido tanto trabajo que, más o menos, lo había ignorado". En el hospital le informaron de que aquello era un tumor y que a pesar de ser benigno podía desfigurarle el rostro y llegar a dificultarle en habla de no ser extirpado rápidamente. La operación fue un éxito. "Dios mío, fue un alivio terrible", comenta ahora Lenihan, padre de tres hijos, quien se considera un tipo con suerte. "Me siento muy afortunado de que ese médico estuviera viéndome ese día en televisión". Ahora espera que su experiencia sirva de ejemplo. "He decidido contar públicamente la historia, porque creo que entre los hombres hay una tendencia cuando ocurre algo así a ignorarlo", afirma el responsable gubernamental.

El médico, con tan buen ojo clínico, prefiere permanecer en el anonimato, pero ha recibido la felicitación de una asociación de pacientes. Mary Tierney, del grupo Patient Focus, considera que "este cirujano fue muy valiente". "Alguna gente no quiere inmiscuirse en asuntos de salud, pero hacerlo puede salvar la vida de alguien", explica.