Razas y etnias diferentes pero un único objetivo: la integración. Con esta meta en la mente, 45 niños de diversas razas y países presentes en Don Benito acompañado por 8 monitores han compartido un día de convivencia en el albergue El Quinto Pino que la compañía Asaco Producciones tiene en el parque natural de Talayuela.

Una excursión que como señala Carmen Martín Romo, coordinadora del Programa Municipal de Acogida Aprende a vivir y convivir , ha supuesto la clausura del programa de actividades veraniegas desarrollado por el Programa Municipal para la Acogida y la Integración de los Inmigrantes, Programa de Desarrollo del Pueblo Gitano, Programa de Intervenciones Socio educativas y Dispositivo Acceder.

"Estábamos buscando un sitio diferente que resultara atractivo para estos niños, que están poco acostumbrados a viajar, que no fuera algo típico y a la vez cercano", explica Carmen la elección de este albergue. Para ellos la experiencia ha resultado muy positiva porque se han cumplido los objetivos fijados no sólo para el viaje sino para todas las actividades veraniegas como eran favorecer la integración entre todos, reforzar comportamientos saludables y actitudes positivas; pero también por la forma en la que se desarrolló este viaje.

"Estamos muy contentos con el resultado, la convivencia ha sido absoluta entre ellos e hicieron que no hubiese razas ni nacionalidades, simplemente eran niños divirtiéndose e interactuando entre ellos. Ha sido estupendo" enfatizó Carmen Martín.

Parte del éxito de la actividad ha sido también gracias al Quinto Pino y a sus monitores, apunta la responsable del programa de Integración. "Nos llamó la atención que el albergue cuenta con una carpa de circo fija que es de las pocas que hay en Europa, pero sobre todo nos sorprendió que muchos de los monitores eran de distintas nacionalidades, lo que reforzaba aún más nuestra visita. Algunos incluso tenían traductores para realizar los talleres en los que participábamos", recuerda Carmen.

Durante su visita participaron en un taller de circo y espectáculo de payasos, juegos en la piscina y una actividad que logró cautivar a todo el grupo, el cuentacuentos La leyenda del Quinto Pino que se desarrolló como si una obra de teatro se tratara en el propio parque natural. Fue muy bonito porque los más pequeños se lo creyeran".

El grupo de dombenitenses que viajaron hasta este albergue superaron las diferencias culturales entre ellos, pero también las edades puesto que el tramo de edad comprendía desde los 6 a los 17 años. "Aunque los talleres se hacían por grupos de edad, a la hora de comer estábamos todos juntos y era curioso ver cómo los más mayores se hacían cargo y cuidaban de los más pequeños".