Hay que trabajar. No queda otro remedio. El Príncipe lo sabe y, por eso, ha reanudado su agenda oficial. Dos días después de convertirse en padre, Felipe abandonó ayer a las dos mujeres más importantes de su vida y se desplazó hasta la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde presidió una reunión del Patronato y visito una exposición dedicada al poeta Manuel Altolaguirre. A la salida, confesó que la paternidad le implica, entre otras cosas, dormir "poquito".

Felipe no disimuló su pasión de padre y contestó con un alegre "yo creo que sí" cuando se le preguntó si Leonor es guapa, como aseguran los pocos que la han visto de cerca. "Yo digo eso, pero no soy imparcial", bromeó.

Respecto a la carita del bebé, insistió en que todavía es pronto para decir a qué miembro de la familia real se le parece más. "No te sé decir, va cambiando por días", explicó. El heredero continuó sonriendo cuando comentó que se le da "bien" cogerla en brazos. Eso sí, añadió que lo hace "con mucho tiento".

LETIZIA SE RECUPERA Felipe lanzó un mensaje tranquilizador e insistió en que Letizia se está recuperando "bien y rápido" de la cesárea que le fue practica. De hecho, la Princesa podría recibir el alta médica mañana o a lo largo del fin de semana, según comentó el Príncipe, que no quiso concretar el día exacto en que los fotógrafos podrán retratar a Leonor a la salida de la Ruber. "No lo sabemos todavía", dijo.

Antes de entrar en el coche y regresar a la clínica, Felipe destacó que su vuelta al trabajo había sido buena. "Debido a las circunstancias no me he podido preparar la jornada como me hubiera gustado", confesó. Sin embargo, a los asistentes a la reunión del Patronato de la Residencia de Estudiantes no les importó ni un ápice que no estuviera al cien por cien. "Estaba contentísimo, ha sido una reunión muy diferente a otras que hemos tenido en el Patronato. Ha sido un día muy bonito", comentó Alicia Moreno, concejala de las Artes del ayuntamiento.

La pequeña Leonor vivió ayer un día muy entrañable en la clínica Ruber Internacional, donde se dieron cita también las hermanas del Príncipe y la familia de Letizia. Todos comieron juntos para celebrar, una vez más, el nacimiento de la infanta y, de paso, festejar el 67 cumpleaños de la reina Sofía. No faltó ni la tarta ni el brindis.

Los grandes ausentes en la fiesta fueron el Rey, que estaba siguiendo el debate del Estatuto de Cataluña, y las hermanas de Letizia, que todavía no conocen a su sobrina. Mientras, la protagonista fue la pequeña Leonor, que, según se supo ayer, tomará leche materna, y no artificial.

La infanta Cristina llegó desde Barcelona acompañada de su marido, Iñaki Urdangarín, y su hija Irene. Cristina explicó que sus otros hijos conocerán a su prima "cualquier fin de semana". Elena también acudió a la Ruber con Jaime de Maricharlar. La Reina, que apenas se ha separado de Letizia y del bebé desde el lunes, comentó a los periodistas que, efectivamente, Leonor es "el mejor regalo de cumpleaños" que ha podido recibir.

Tampoco faltaron al almuerzo el padre de la Princesa, su madre y su abuela Menchu.