TDtetesto las expos, los foros y las capitalidades culturales. No me van esos magnos acontecimientos que ni impulsan las culturas ni liberan las conciencias. No creo que una sucesión de pabellones, una concentración de mesas redondas ni una aglomeración de conciertos y exposiciones sirva para agitar las mentes ni estimule el estro de quienes por su edad y capacidad de asombro aún están a tiempo de descubrir en su interior la energía de la creación. No visité las expos de Sevilla y Lisboa, me alejé de la Barcelona del Foro de las Culturas y aunque tuve que escribir sobre los preparativos de las capitalidades culturales de Santiago y Oporto, me acerqué lo menos posible a esas ciudades durante su año cultural. El estímulo está en lo imprevisto, en lo cotidiano que te sorprende, en la letra, la palabra y el sonido que te acucian y te absorben sin que los esperes. Foros, expos y capitalidades son acontecimientos divertidos, permiten crear edificios donde después quizás algo te punce y te emocione y también atraen dinero y fama, pero nada más.

La semana pasada, decenas de escuelas e institutos extremeños celebraron la Semana del Centro. En la región se programaron cientos de talleres creativos, conferencias, teatro, música, exposiciones... Y todo se hizo con cuatro euros y mucha voluntad. Durante esa semana, este niño y aquella adolescente sintieron por primera vez que les zahería la poesía, que les pinchaba la forma, que les emocionaba la palabra. Con esas expos sí me quedo... Con esos foros sí comulgo... Gracias a ellos avanza esta tierra. Lo otro es vanidad y superchería.