Antonio y Eva, los padres de Marta del Castillo, descansan estos días en un pueblo de Palencia, con poca cobertura. Desconectados sobrellevan mejor las novedades de la que esperan que sea la definitiva búsqueda de los restos de su hija, asesinada el 24 de enero del 2009. Esta semana, el geofísico Luis Avial entregó al comisario de la policía judicial de Sevilla el informe con el resultado de la inspección de un maizal en la finca Majaloba, en La Rinconada, que se realizó con una cámara infrarroja termográfica desde un helicóptero. Las fotografías revelan la existencia en el subsuelo de una zanja con dos fosas en las que, según sospechan los investigadores, podrían estar enterrados y cubiertos de cal los restos de la joven.

El pasado julio, la policía judicial de Sevilla inició una nueva búsqueda en la Majaloba, 15.000 metros cuadrados situados en la carretera que une Sevilla y La Rinconada. Hasta allí les llevó Miguel Carcaño, el único condenado y encarcelado por el asesinato, y que según su última versión, la séptima, abandonó el cuerpo en ese lugar ayudado por su hermano, Francisco Javier Delgado. En febrero, Carcaño, condenado a 21 años de prisión, declaró que fue su hermano quien mató a Marta, y que arrojaron su cadáver en una zanja que había abierta junto a la carretera. Desde entonces, en tres ocasiones ha sido excarcelado y conducido hasta la finca, pero no ha sido capaz de precisar el punto en que la arrojaron.

Durante el último año, el comisario de la policía judicial y una inspectora jefa, antigua responsable del grupo de menores de Sevilla, lo han visitado en la cárcel en decenas de ocasiones. Han desayunado, comido, cenado y paseado con él. Le han dejado llorar y, poco a poco, gracias a esa labor minuciosa y discreta, lograron la nueva versión.

También confesó que al día siguiente regresó con su hermano a la finca y retiraron los escombros con los que habían cubierto el cuerpo de Marta para echarle cal y esconderlo de nuevo. La policía comprobó que en esas fechas, la zona era una escombrera en la que había abiertas varias zanjas de obras de canalización del agua.

Ante la inmensa extensión de la finca y las vaguedades de Carcaño, la policía recurrió a un viejo conocido, el geofísico Luis Avial. Desde el helicóptero fotografió durante tres días la finca y el resultado es muy positivo. Según adelanta esta semana Interviú , bajo el maizal hay una gran zanja y dos puntos en los que podría haber algo enterrado. Casualmente, en esa superficie el maíz ha crecido de manera desigual al resto. Con menos fuerza. Para los investigadores, en esta ocasión ha dicho la verdad. A lo mejor ahora, los padres podrán enterrar por fin a su hija y descansar en paz.