Hay que actuar. Con ese eslogan por bandera millares de jóvenes salieron a la calle en diciembre para gritar bien alto por el planeta. Por todos. Llenaron las calles con pancartas y conciencia. Y con Greta Thunberg a la cabeza, la joven ecologista sueca que ha conseguido movilizar a masas con su mensaje. Ella cuenta en una entrevista que la primera vez que oyó hablar del cambio climático fue cuando tenía ocho años y no consiguió ya entonces entender la razón por la que se estaba haciendo tan poco sobre el asunto. Así que hace dos años decidió plantarse cada viernes en el parlamento de su país para protestar y exigir al gobierno medidas para proteger el mundo. Sola, con un cartel de cartón en el que se lee Skolstrejk för klimatet, traducido al castellano huelga por el clima. Este hecho tan simple fue inspirador para toda una generación que se ha cansado de esperar. Beatriz de San Macario (Cáceres, 2002) pertenece a esa generación. Justo tiene la misma edad que Greta, 17 años, y también se ha cansado de esperar.

La cacereña es de las que rompen los prejuicios sobre los jóvenes y dan lecciones sin saberlo. Callan bocas de adultos que, con la edad en una mano y el temor en otro, dan ya todo por perdido. Grita por todos. Por el futuro. Porque hay futuro. Y lo hace también, con pequeños gestos. Está convencida de que son los que realmente cambian las cosas. Ella ha sido la encargada de coordinar en Cáceres una acción organizada por Let’s do it, una iniciativa por el día mundial de la limpieza del planeta en la que participaron este año millones de voluntarios en más de 155 países. Como Greta, su edad no ha sido un impedimento sino todo lo contrario. Consiguió reunir a jóvenes para que durante el 21 de septiembre recogieran la basura del Parque del Príncipe. Juntos dedicaron el día a recoger desperdicios de otros, un gesto que ha ayudado a más de los que creen.

Beatriz reconoce que siempre ha estado muy concienciada con el tema. Ha crecido cercana al campo gracias a su padre. En cuanto a la iniciativa asegura que llegó «por casualidad». «La vi por Instagram y pensé en cómo puedo participar, me impactó muchísimo que no se hubiera hecho nada aquí y pensé que si no se hace nada se tiene que hacer algo». Da la casualidad que es la persona más joven de la asociación en el país. Se siente «orgullosa» de la respuesta. «Vinieron amigos míos y gente que no conocía de nada, estaba lloviendo y nadie se planteó parar, me sorprendió que la gente respondiera enseguida».

A la mayoría llegó a través de las redes, el método habitual de contacto de la bien llamada generación Z. En ese sentido, destaca las facilidades de su generación con respecto a la de sus progenitores para llegar a la gente. «Ahora tenemos más medios, estamos en un continuo progreso y esas tecnologías ayudan». Quiere aprovechar también para soltar una lanza a favor de los jóvenes. «Me entristeció mucho que se hablara semanas después de los que hacían botellón y tiraban las botellas en el parque, parece que se le da más importancia a lo negativo cuando hay gente también que de manera voluntaria había ayudado a limpiar cosas de gente que no conocía de nada, yo en mis 17 años no he ensuciado nada el mundo». Confiesa que la lucha también la libra en casa. «Soy muy pesada porque creo que es necesario». «Hay cosas tan pequeñas como el mero hecho de ir a la frutería y llevar una bolsa, o algo tan cotidiano como reciclar en casa o en el colegio, así ya estás dando ejemplo».

Ahora el compromiso con el planeta tiene que compaginarlo con los estudios. Estudia segundo de Bachillerato y tiene claro que se decantará por la carrera de Terapia Ocupacional aunque sostiene que tiene pensado seguir relacionada con el mundo del ecologismo. «Quiero hacer más cosas como la que he hecho ahora». Sigue creyendo que estamos a tiempo, que es posible salvar a la tierra pero insiste en que «lo que más urge es que la gente sea consciente de que se puede hacer, no moverse porque cuando ocurran las consecuencias ya no vas a estar me parece un pensamiento muy egoísta, yo tengo la conciencia tranquila, hay que pensar en todos». En todos y en que hay futuro. Porque como dice Greta y Beatriz demuestra, nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia.