TTtras la caída de Bilbao durante la guerra civil y la posterior rendición del ejército vasco, los gudaris o soldados euskaldunes fueron repartidos por diferentes campos de concentración de España, donde formaron con ellos batallones disciplinarios. Estos gudaris vascos están de actualidad porque 6.000 de ellos han solicitado una ayuda económica al gobierno de Vitoria en condición de represaliados de guerra. Sin embargo, el departamento que dirige Javier Madrazo (IU), les ha denegado esta indemnización de gran valor simbólico. Su argumento es que no fueron privados de libertad, simplemente formaron parte de batallones disciplinarios.

Curiosamente, uno de estos batallones estuvo en Malpartida de Cáceres. Julián Chaves Palacios, profesor de la Uex y malpartideño, me contaba no hace mucho que durante la Navidad de 1937, las autoridades franquistas de la provincia intentaron desmontar lo que consideraban un complot organizado por el dirigente comunista Máximo Calvo para tomar Cáceres. Calvo fue descubierto y, tras su muerte en Almoharín, se desató la represión más violenta de la guerra civil en Cáceres. Entre los damnificados estuvieron gudaris vascos (Alberto Lanada de Zumárraga o Remigio Sánchez de Bilbao) del batallón disciplinario de Malpartida, de donde se creía que partiría este complot que, según el profesor Chaves, no existía. Ahora, algunos de aquellos gudaris supervivientes piden un reconocimiento, pero el gobierno vasco se lo niega porque consideran que no sufrieron represalias. Sólo los fusilaban.