El europeo más viejo de la historia vivió en la sierra de Atapuerca hace 1,2 millones de años, un dato sobre el que los científicos ya estaban trabajando pero que ha corroborado el hallazgo de su mandíbula en este yacimiento burgalés.La revista Nature publica en su último número las principales conclusiones del nuevo descubrimiento del equipo investigador de Atapuerca, dirigido por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez y Eudald Carbonell, y que se produjo el 30 de junio del 2007.La mandíbula, encontrada en la cueva denominada Sima del Elefante y vinculada "provisionalmente" a la especie Homo antecessor, "confirma y refuerza la teoría de la antigüedad de la presencia de los primeros homínidos que llegaron a Europa", según han informado a Efe fuentes de la investigación.En el estrato de la cavidad donde apareció el fósil, denominado TE-9, se han localizado también utensilios de sílex de tradición Olduwaiense así como especies de roedores que demuestran el espacio temporal al que pertenece el hallazgo.El hueso consiste sobre todo en la sínfisis, la región anterior de la mandíbula donde se reúnen las ramas horizontales mientras que, en su parte externa, se localizaría el mentón del humano actual.La mandíbula conserva algunos dientes y a ella corresponde además un segundo premolar inferior que fue encontrado dos días antes en el nivel TE-9, y que se presentó a los medios de comunicación el 29 de junio de 2007.Este descubrimiento fue crucial, al igual que el de este nuevo fósil, porque hace retroceder en casi medio millón de años la llegada de los primeros homínidos a Europa.En cuanto a la procedencia originaria del espécimen, aún por determinar, se apunta que la morfología de la cara anterior de la sínfisis es primitiva y recuerda a la de fósiles africanos del Pleistoceno Inferior atribuidos a Homo habilis y Homo rudolfensis.En particular, el fósil de la Sima del Elefante tiene muchas similitudes con las mandíbulas encontradas en el yacimiento de Dmanisi (República de Georgia) que datan de 1,7 millones de años.Las excavaciones de Atapuerca, declaradas Patrimonio de la Humanidad, ofrecen desde hace 30 años continuas revelaciones sobre el modo de vida de los primeros humanos que habitaron el continente europeo.