--¿Qué está aportando en su primer año como director en un centro educativo con tanto peso específico como el Colegio San Antonio de Cáceres?

--Comencé mi servicio en septiembre de 2010 con un saludo de bienvenida a toda la comunidad educativa con la salutación de nuestro padre San Francisco de "Paz y Bien". Paz, que desde el inicio deseaba que fuese la norma de vida de nuestro centro, y el Bien, que debía reinar en nuestras relaciones. Con satisfacción puedo decir que con la ayuda de Dios y el trabajo de todos está siendo así. Ofreceremos una educación, una forma de ser, unos valores... los del Evangelio y el Carisma Franciscano.

--¿Cuál considera la principal diferencia entre la enseñanza pública y la concertada, como la de su centro?

--Siempre he tenido muy claro que nuestra Escuela Católica no es subsidiaria de la pública, sino complementaria y que goza de los mismos derechos y oportunidades porque el derecho a la educación es de las familias. El Gobierno de turno no nos regala nada porque nada es suyo. Solo son gestores transitorios de garantizar la libertad, desde la Constitución, del derecho de los ciudadanos a elegir el modelo de escuela y valores.

--¿Cuesta mucho hacer llegar el mensaje de la religión a los jóvenes de hoy?

--Nuestros jóvenes reciben cantidad de ofertas: ideologías, filosofías, modas, novedades, reclamos orientales, movimientos de todo tipo... Entre los hombres y mujeres de hoy se da mucho un cristianismo vergonzante. Les da vergüenza decir que creen, que rezan, que son cristianos. Hay que, en el mejor sentido de la palabra, poner de moda el seguimiento de Jesús. Los niños y jóvenes nos escucharán si nuestras palabras las encarnamos en nuestra vida, si son útiles a su existencia, si ayudan a vivir con calidad, si salen del corazón y llegan a su corazón.

--¿Es peor la crisis económica o la de valores?

--Creo que "tanto monta, monta tanto", porque hay que predicar y dar trigo. Jesucristo defendió la persona concreta, sus derechos inviolables y la justicia para que todos tuviesen una vida digna donde no le faltase el Pan de la Vida, que es El.

--¿Qué le dice a los que señalan a su centro como elitista?

--Que no se ajusta a la realidad y que es un tópico más y decirlo y sostenerlo es no conocer la rica historia de nuestro centro en defensa de muchos niños y jóvenes que se han formado y estudiado en él. No somos colegio de élite ni nunca lo hemos sido, si por élite se entiende acoger sólo a los alumnos de clases más favorecidas económicamente. Existen becas para ayudar a los alumnos de familias desfavorecidas económicamente.

--¿Cuál de los tres votos el más difícil de asimilar, el de obediencia, el de castidad o el de pobreza?

--En mi homilía de despedida de Córdoba lo dije muy claro y alto, y lo repito ahora: la obediencia. Fue difícil dejar la que fue mi casa durante 31 años, pero la obediencia está por encima y con agrado, y como un reto, he asumido esta responsabilidad de director del San Antonio y formar parte de su rica historia.